Francisco, el papa de los cambios esperados

Francisco ha muerto y su deceso, aunque entristece al catolicismo, no sorprende, pues estaba muy debilitado. Se lo vio agotado en ocasión de su última aparición pública el pasado Domingo de Pascua de Resurrección. Su pontificado duró 12 años en los que la Iglesia ha experimentado cambios sustantivos, no vistos realmente en mucho tiempo. Como para dejar huella en la historia eclesial, Francisco ha sido el primer pontífice argentino y latinoamericano, el primer santo padre americano y el primer papa jesuita, es decir, miembro de la Compañía de Jesús, la orden religiosa fundada por Iñigo López de Recalde, universalmente conocido como San Ignacio de Loyola, en 1534. Francisco llegó a incrementar el número de cardenales o príncipes de la Iglesia, contando en la actualidad un mapa cardenalicio de 137 purpurados que se encuentran en la condición de electores, es decir, pueden elegir o ser elegidos sucesor de Francisco, de los cuales 110 fueron nombrados por Bergoglio. Durante su papado, realizó diversas reformas y para ello debió enfrentarse a la poderosa y conservadora Curia romana, ante una realidad que exigía cambios a todo nivel. Acercó a los países que mantenían relaciones políticas y diplomáticas congeladas desde los tiempos de la Guerra Fría como pasó a Estados Unidos y Cuba, promoviendo con la afamada diplomacia vaticana, la normalización de sus relaciones bilaterales, al lograr la reapertura de embajadas en Washington y La Habana. Decidió lo que nadie se atrevía: conceder la bendición a las parejas homosexuales, que tanto impacto produjo en un amplio sector muy tradicionalista de la Iglesia, una medida realmente esperada para un Papa que enseñó el sentido del amor de Dios erga omnes (para todos), pues si se puede bendecir a un animal o un auto nuevo, cómo no se iba a hacer con personas que deciden libremente su opción sexual; enfrentó con fortaleza los casos de abusos sexuales por miembros del Clero y de afines, y eso realmente ha sido admirable, habiendo últimamente disuelto la organización religiosa Sodalicio de Vida Cristiana, cuyo fundador, Luis Figari, debería ser extraditado al Perú, juzgado y encarcelado, aunque yo le aplicaría la pena de muerte, pero hoy el derecho penal, que debemos cambiar, lo prohíbe. Francisco ha sido el pontífice que le ha dado a la mujer un rol trascendente en la Iglesia, realmente empoderándola en cargos claves en el Vaticano y visibilizándolas (cada vez hay más acólitas o monaguillas), aun cuando tenía muy claro que el sacerdocio corresponde únicamente a los varones, tal como fue la voluntad de Jesús de Nazaret en la Última Cena al instituir el sacramento de la Eucaristía, cuya consagración en la Santa Misa, legó a sus apóstoles, determinando con ello el sacramento de la Ordenación Sacerdotal. Francisco ha mantenido intactos los pilares pétreos de la Doctrina Social de la Iglesia, su Magisterio y sobre todo el Evangelio. Ha sido el Papa de los cambios esperados como pasó con Juan XXIII por el Concilio Vaticano II, en 1962 y su más trascendente herencia al mundo ha sido la humildad como actitud de vida.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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