ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Francia y el lamentable estatus constitucional del aborto

Imagen
Fecha Publicación: 05/03/2024 - 21:40
Escucha esta nota

Sin callarme, porque no soy un cobarde, diré que ha sido una completa desgracia para la vida humana, bien jurídico máximo, la decisión legislativa francesa de incorporar al aborto en la Constitución de este país europeo, decisión que por supuesto, condeno. En efecto, de los 925 parlamentarios que componen en total a los diputados y senadores, fueron abrumadoramente 780 los que estuvieron de acuerdo con la referida inscripción constitucional, restando solo 72 votos en contra. Es verdad que el aborto es un asunto de enormes polarizaciones y debates en diversas partes del mundo. En ese marco, diré mi punto de vista jurídico. Así, en el caso de que existe certeza médica de que el producto no será una persona humana, entonces, debe recurrirse a su interrupción; y, cuando la vida de la madre está en inminente peligro, debe preferírsela, pues se trata de una existencia ya estructura en la calidad de persona humana que el producto aún no tiene. En el caso del aborto por violación sexual, que es el caso más complejo, y por tanto, uno de los aspectos más sensibles, el argumento de quienes avalan el aborto es que la mujer es dueña de su cuerpo y nadie que no sea ella, puede decidir sobre su ser, sobre su cuerpo. Esto último, en realidad es una verdad a medias, pues el no nacido que se encuentra en su vientre, es otro ser, distinto de la madre y que yace dentro de ella por una cuestión de la naturaleza, una realidad que no termina de comprenderse.

Lo más grave es permitir el aborto voluntario pues la mujer no es propietaria del nuevo ser que, cobijado en su vientre, debemos recordar que es independiente de ella, aunque mantenga un nivel de dependencia biológica –cordón umbilical– para sostener viable su posterior nacimiento. Por tanto, el mensaje que ha calado: “tu cuerpo te pertenece”, está errado porque el producto es otro cuerpo. Así, constituido en otro ser –vida humana– con estructura única y diferente, debe ser protegido in extremis, dada su absoluta indefensión al no poder valerse por sí mismo para impedir la interrupción de su nacimiento. Si en el caso de la violación sexual, que es execrable, el nuevo ser no puede ser responsable ni víctima de hechos que promovieron su existencia, es totalmente condenable que se lo aniquile bajo la errada idea de que “es mi cuerpo y hago lo que quiero”. Sin entrar en argumentos religiosos, desde el derecho diré que, cuando se tiene vida intrauterina (vida humana), se busca conservarla asegurando que se convierta en persona humana por el nacimiento. Ha sido, finalmente, lamentable que la aprobación francesa, hecha el último lunes 4 de marzo, en el Palacio de Versalles, y asumida de connotación histórica, que, por supuesto no tiene, solo ha confirmado las pugnas de una izquierda francesa y mundial que estaba a favor del aborto versus una derecha carolingia y también internacional, que se había esforzado por impedirla. Una penosa realidad que ha ideologizado a la vida. La única certeza para asegurar la ruta existencial de la vida es que la vida misma constituye el referido bien jurídico máximo.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.