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Forcejeos militares

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Fecha Publicación: 02/10/2022 - 22:55
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Luego de las reveladoras declaraciones del general (r) Roger Zevallos, que denunció que el actual Comandante General del Ejército, Walter Córdova, está coludido con la corrupta camarilla que se ha apoderado del gobierno para entregarle el control político de su institución, están apareciendo nuevas informaciones que corroboran esa versión.
Hasta el diario oficialista “La República” coincide: “El gobierno tiene plan para buscar a oficiales afines en las Fuerzas Armadas” (1/10/22).

El nombramiento de un declarado antaurista como ministro de Defensa es parte del siniestro plan que podría concretarse muy pronto, cuando se efectúen los ascensos, retiros y cambios de destino en las instituciones castrenses, incluyendo el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Algunos entendidos creen que no todo está perdido, que la mayoría de los mandos militares son institucionalistas y no permitirán que eso ocurra. Puede ser.

Pero si el Gobierno se sale con la suya sería el paso decisivo para acabar con lo poco que queda de democracia en el Perú. El siguiente paso sería cerrar el Congreso, cosa que podrían hacer con relativa facilidad, usando cualquier pretexto. Una nueva moción de vacancia, una acusación constitucional, una cuestión de confianza, u otro motivo serviría para que acusen a la oposición de golpista, movilicen unos cientos o algunos miles de barras bravas y delincuentes antauristas, con la pasividad de la Policía –que ya controlan- y boten a patadas a los parlamentarios.
Lo hizo el Lagarto hace tres años y se salió con la suya. La diferencia es que ahora aprovecharían para convocar a una asamblea constituyente integrada por organizaciones como la que dirige el rondero de Azángaro o la campesina de Jesús María. Y el Perú entraría al club del socialismo del siglo XXI para confraternizar con Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Otrosí digo. Hace exactamente 54 años, el 3 de octubre de 1968, una Junta Militar presidida por el general Juan Velasco se instaló en el gobierno y permaneció, con cambios institucionales, hasta 1980. Antes, en julio de 1962, otra Junta Militar había derrocado a Manuel Prado, aduciendo fraude en el proceso electoral de ese año. Fue el primer gobierno institucional de las FF.AA. en América Latina y duró solo un año, reorganizó el deshonesto sistema electoral y realizó elecciones limpias.

En ambos casos, aunque se trató de gobiernos muy diferentes, a nadie se le ocurrió procesar a los militares que participaron en esos eventos. Algunos que participaron en los gobiernos militares incluso integraron los gobiernos que sucedieron a esas Juntas, como los generales Francisco Morales Bermúdez (1968) y Luis Cisneros Vizquerra (1981-2).

Distintas fueron las consecuencias del golpe organizado por Vladimiro Montesinos con Alberto Fujimori en 1992. No terminó con una transición ordenada y pactada, sino con el derrumbe del Gobierno. La escandalosa y demostrada corrupción que involucró a varios jefes militares propició que algunos de ellos terminaran en la cárcel.
Algunos no entienden las diferencias, los contextos, ni los desenlaces.

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