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¡Fiscalía secuestrada por Gorriti! ¿Hasta cuándo?

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Fecha Publicación: 15/05/2024 - 23:00
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Vamos por partes. Gustavo Gorriti es un sujeto de infame entraña cuyas actividades –desde comienzos de siglo– se basan, exclusivamente, en manipular a los órganos encargados de impartir Justicia. Porque desde ese frente, acorazado por el poder chantajista que le significa tener a su servicio –primero a un fiscal y más adelante a un juez–, arremeterá contra aquella autoridad de cualquier repartición del Estado que amenace desacatar sus ucases. Quienes se opongan acabarán denunciados y en lo sucesivo sus vidas serán un martirio. Es el gangsterismo pero sin balas ni sangre. Aunque, probablemente las víctimas de Gorriti preferirán acabar bajo tierra; antes de someterse al suplicio de sobrevivir enjauladas, con sus familiares en la indigencia y el patrimonio confiscado. Gorriti, seamos precisos, es un sujeto despreciable, que prepotentemente chantajea a la sociedad a través de la ilícita ayuda que le significan los fondos que recaba, muy posiblemente, de Open Society (Soros); y reparte (quizá en parte) para secuestrar a los operadores de Justicia de este país. Aunque también digita a los antes llamados “grandes medios de comunicación”, hoy cascarones en indigencia con cero lectoría y auditorio. ¡No es entonces extraño que un sujeto como este se felicite por el suicidio de Alan García, brindando por su muerte con sendas copas de vino seguramente importado! Lo preocupante es que a Gorriti no le afectan las evidencias de sus acciones ilícitas. Destaca, por ejemplo, haber llamado desde su teléfono móvil al mismísimo fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, para ordenarle suspender una diligencia del Ministerio Público; cuando, en ese momento, un Fiscal debidamente autorizado llevaba a cabo una diligencia investigatoria en las oficinas del IDL, de su propiedad. El hecho se encuentra debidamente filmado. Sin embargo, hasta ahora –transcurridos sendos meses– no existe citación, menos interrogatorio para Gorriti; ni tampoco mandato de detención; pese a que en esa fecha transgredió impunemente la norma. ¡Evidentemente, José Carlos Villena, el Fiscal de la Nación interino, le tiene pánico! En consecuencia, Gorritti continuará manipulando nuestro sistema de Justicia. Pero, ¿lo avalarán los señores legisladores?¿Es dable que un sujeto inescrupuloso haga y deshaga, presionando a jueces/fiscales como si fueran servidores suyos; infringiendo el ordenamiento legal para saciar sus infinitas ansias de poder?¿Por qué el Congreso no investiga semejante corrupción? ¿Hasta cuándo seguirá Gorriti utilizando como esbirros suyos a quienes, por la vía constitucional –hablamos de fiscales, jueces y vocales– son soldados exclusivamente al servicio de la Justicia? El poderío que exhibe Gorriti, ordenándole telefónicamente al Fiscal de la Nación que inmediatamente suspenda una audiencia en marcha –formalizada por un Fiscal con autorización de sus superiores– es demasiada osadía. Sin embargo, habiendo pasado muchos meses desde entonces, este sujeto no ha sido citado por la Fiscalía y permanece, impunemente, haciendo de las suyas. Esto reconfirma los niveles de podredumbre que supura nuestro Ministerio Público. ¡Que desvergüenza! ¿Qué espera el Legislativo para acabar con el írrito, criminal secuestro político de nuestro sistema Judicial, afrenta que implica un gravísimo quebranto constitucional, moral, social y político para nuestra nación?

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