¡Feliz Día del Maestro!

Hoy, 6 de julio, se celebra el Día del Maestro, una fecha para reflexionar sobre los profesionales que tienen en sus manos la instrucción y educación de los niños y adolescentes en las escuelas y colegios públicos y privados, conjuntamente con los padres de familia, verdaderos sujetos del derecho a la educación de sus hijos.
El trabajo de los maestros es fundamental en el avance de un país, tanto desde el punto de vista político como económico y social, hasta el punto de que, si nos remontamos a lo que afirmó Aristóteles, “solo los pueblos educados merecen la democracia”, caeremos en cuenta de que el ejercicio de la participación ciudadana requiere de líderes íntegros, como de personas que sepan emitir su voto con el debido interés y conocimiento.
Los destinos de los pueblos, en gran parte, dependen de sus autoridades, y estas devienen de sus propios ciudadanos. “Del cuero salen las correas”, afirma el dicho popular. Es por eso urgente y necesaria la inversión en educación, por parte del Estado y de las familias. “La mejor herencia —me decía mi madre— es la educación”.
La carrera meritocrática de los maestros, que desde hace décadas se implementó en el país y que ha tenido tantos detractores, es fundamental para que la educación en el Perú —principalmente la educación pública— avance a niveles competitivos a nivel internacional. No podemos conformarnos con que nuestros estudiantes obtengan siempre los últimos lugares en las pruebas PISA.
Sin embargo, el sector educativo se politizó desde los años 60 del siglo pasado, aproximadamente, con la conformación de sindicatos donde prevalecía más la ideología que el avance y mejora de la capacitación y bienestar de los maestros, de tal manera que la educación mejore y se modernice.
Las huelgas prolongadas y totalitarias hicieron mucho daño a la educación pública. Generaciones de alumnos de primaria y secundaria nunca recuperaron clases perdidas. Huelgas que tampoco beneficiaron a los maestros, sino más bien a los dirigentes sindicales que siempre tuvieron licencias y sueldos de burocracia dorada. Pedro Castillo, el expresidente, es un botón de muestra.
La carrera de docente, como cualquier otra, siempre debe ser meritocrática, como se propuso en la Ley General de Educación del Congreso de la República de 2003. En su capítulo 14 se refiere al Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa, a través de “organismos autónomos dotados de un régimen legal y administrativo que garantiza su independencia”.
Estos organismos creados por la ley tienen la misión de promover una cultura de calidad de los docentes, para lo cual evalúan, acreditan y certifican sus competencias profesionales. Asimismo, desarrollan programas de capacitación para formar a estos y después evaluar sus logros, para dotar a las instituciones educativas de profesores más calificados.
Por otro lado, esta ley también compromete a todos los miembros de la sociedad —padres de familia, en primer lugar; empresas, medios de comunicación— para que colaboren con la calidad de la educación pública regular, alternativa y especial en el país.
Hay muchos jóvenes con vocación docente y buenas universidades que ofrecen la carrera; pero es necesario que la misma tenga el prestigio que merece en nuestra sociedad, que los maestros sean bien remunerados, de acuerdo a su nivel, y también, permanentemente actualizados para mejorar la calidad educativa. Este debe ser siempre el objetivo del Estado, sindicatos, padres de familia, maestros, la empresa y la sociedad entera.
¡Feliz Día del Maestro!

(*) Excongresista – Regidora por Lima

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