ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Fascismo terruco

Fecha Publicación: 01/03/2023 - 21:50
Escucha esta nota

Llama la atención que, en la actual coyuntura política peruana, las voces exaltadas que reivindican a ultranza al caído régimen de Castillo, califiquen de fascista al gobierno de Dina Boluarte. Veamos si eso es cierto, o más bien lo contrario.

El fascismo es una exacerbada ideología política nacionalista radical que glorifica la raza, la cultura o la pertenencia a un territorio, tal como lo hizo el Partido Nacionalista Obrero Alemán liderado por Adolf Hitler, y el Partido Nacional Fascista en la Italia de Benito Mussolini.

Tenemos también al régimen fascista, establecido en Portugal, denominado Estado Novo, durante el régimen del miedo instituido por António de Oliveira Salazar, periodo caracterizado por ser autoritario, conservador, en contra del liberalismo, antiparlamentario, nacionalista y anticomunista.

En España, a través de la Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, el fascismo fue instituido por Francisco Franco, como una dictadura militar, capturando todos los poderes del Estado, censurando y reprimiendo a la oposición y medios de comunicación que se manifestaren en contra de su gobierno, además de cerrar partidos políticos y sindicatos, restringiéndose el uso de las lenguas del catalán, valenciano, gallego, euskera y aranés.

Los fascistas rechazan la autonomía, están en contra de los derechos individuales, denostan de la diversidad de pensamientos o dogmas políticos; son, por tanto, antidemócratas. Edifican su apoyo popular sostenido de la estructura conceptual de “nación”, unidad ideológica conformada por “territorio” y “población”, utilizando como catalizador cohesionador la narrativa romantizada de la raza o la cultura originaria.

Es enemigo inherente, genético, de la democracia representativa; gobierna a través del partido único. Se instala, se internaliza en el imaginario colectivo, como el mecanismo que asegura y defiende la participación de la población en las decisiones de gobierno, a través del partido de gobierno, utilizando el ropaje discursivo del partido socialista o partido del pueblo.

Quijotes, en un contexto social político convulso, existente o generado, en la que priman la incertidumbre, la inseguridad ciudadana, donde las necesidades y la pobreza son el pan de cada día, el fascismo germinará con la facilidad con la que lo hace el trigo en un campo de cultivo abonado con el radicalismo, humedecido con el discurso del odio, cultivado con el azadón de las contradicciones, podando con el machete del nacionalismo separatista, de la raza originaria, de la violencia contra el Otro.

Quijotes, en el Perú de Dina Boluarte, existen plena libertad de prensa, pensamiento, credo, de empresa, de libre tránsito. En el Perú impera el sistema democrático en la que los poderes del Estado actúan con independencia, libres de coacción; se respetan los derechos humanos; es decir, se respeta el Estado de Derecho.

Finalmente, es verdad, aunque resulte irónico que el intento de establecer el FASCISMO TERRUCO en el Perú justamente haya provenido de un partido político comunista, marxista, leninista y mariateguista, pensamiento Gonzalo, siendo el anticomunismo un elemento identitario, sello inherente del fascismo.