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Fallas del Modelo Económico Chino

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Fecha Publicación: 11/08/2024 - 22:00
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Zongyuan Zoe Liu, del Centro de Estudios Chinos en Yale, presenta un interesante análisis de la economía china, explicando la tendencia al estancamiento. Tras el fin de las políticas de “cero COVID” que paralizaron muchos sectores, la reactivación parece no materializarse. La economía muestra un lento crecimiento del PIB, disminución de la confianza del consumidor, caída de precios inmobiliarios y la quiebra de importantes empresas, impidiéndoles alcanzar el 5% de crecimiento para 2024.
Importantes analistas identifican entre las causas la persistente crisis inmobiliaria, el envejecimiento de la población y las políticas de control de Xi Jinping. Pero el factor estructural es la estrategia del Partido Comunista con planes quinquenales orientados a bienes como automóviles, productos electrónicos, digitales y electrodomésticos inteligentes, promoviendo su base industrial como principal fortaleza.
Las provincias compiten entre sí por sobresalir frente a objetivos políticos del Partido Comunista. En 2010, China declaró la energía solar entre las industrias estratégicas que deberían aportar el 15% del PIB. En dos años, 31 de 34 provincias priorizaron esta industria y las ciudades chinas invirtieron en 100 parques industriales. La producción fotovoltaica superó la demanda interna, exportando los excesos a Europa y el mundo. Pero la producción de paneles solares superó la demanda global, duplicando el consumo del mundo.
Aunque China logró dominar el mercado de energía renovable, la caída de precios afectó a fabricantes locales y extranjeros. Estas políticas industriales generaron altos niveles de endeudamiento en ciudades y empresas. La deuda no registrada de gobiernos locales se estima en más de 7 billones de dólares, con 800.000 millones en riesgo de impago. Las fábricas chinas, agobiadas por deudas, continúan produciendo para generar ingresos, agravando la situación. Las empresas que sobreviven acceden a subsidios gubernamentales y financiamiento barato, sin ser las más eficientes o rentables.
En la industria robótica, China tiene excesos de producción en robots de baja gama, pero carece de capacidades avanzadas para competir en mercados de alta tecnología. Esto desestabiliza los mercados globales, con precios por debajo del costo, propiciando la competencia desleal.
Pero el Partido Comunista Chino fomenta la producción masiva, controlando la economía con empresas que dependen del financiamiento barato y subsidios gubernamentales, resultando menos competitivas y eficientes. La falta de orientación hacia el consumo interno impide el equilibrio, saturando la economía.
A nivel global, el exceso de capacidad eleva las tensiones comerciales, con países como Estados Unidos y la Unión Europea imponiendo aranceles a productos chinos para proteger sus propias industrias, pero estas medidas no resuelven el problema chino.
Sin un cambio de enfoque, el riesgo es un ciclo de caída de precios, insolvencia y pérdida de empleos. La economía global se vería afectada con una sobreproducción, desestabilizando mercados enteros. China debe lograr un equilibrio entre producción y consumo, evitando una crisis económica, reestructurando su estrategia, pero el gobierno chino se muestra reticente, insistiendo en el control político.
La estrategia de producción intensiva lleva a una situación insostenible en la economía china y global. Su industria es tan grande que el mundo no puede absorber su sobreproducción. Occidente debería mantener a Pekín en el sistema comercial global, usando incentivos de mercado para fomentar un crecimiento equilibrado en lugar de aislarlos, evitando conflictos. Sin un cambio de rumbo, las consecuencias podrían ser graves y duraderas.

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