Extraña coincidencia
La mañana abrió sobre una neblina plana que borra toda presencia que no sea la importancia que declara la copa del caucho, cúpula de varios verdes que tengo bajo el balcón y la mirada que le doy mientras los chivillos levantan su llamado reclamando la cotidiana y esperada porción de miguitas de chabatitas que desmenuzo y les pongo en ese plato puneño desde el que luego de picar convierten en un Gloria al que respondo con hola negritos ya estamos empezando el día. Día que poco después amaga alegría con solecito esquivo que al mediodía es un bonito brillo que jugueteó hasta terminado el entretenido almuerzo con Hernán Couturier Mariátegui y su esposa Sonia Labarthe. Reencuentro que sumaba veinticinco años. Lo organizó María Teresa Larco con esa cálida manera de recibir en su departamento puesto con mucho estilo, pintura contemporánea y detalles de herencia. Conversación grata tenemos en la mesa donde sirve lo que ella prepara pensando en cada uno de sus invitados. Cerramos la mesa con helado, café y alfajorcitos recién horneados, perfectos para marcar el paso a la sala y el tibio color que pone la chimenea a la conversación que se redondea con recuerdos que llegan hasta Tacna, donde Hernán vivió unos años y en el Colegio Coronel Bolognesi fue amigo y compañero de clase con mi tío Luis-Lucho- Cavagnaro Orellana, El Historiador de Tacna a quien toda la ciudad despidió con su compañía la mañana que lo llevaron hasta el Cementerio. Con Hernán somos amigos desde Letras de la Católica, Plaza Francia, 1962. El fue al Servicio Diplomático yo a La Prensa. Nos vimos ocasionalmente. La última vez, hace veinticinco años, programamos una conversación y fotos que publiqué y curiosamente, sin buscarlas, aparecieron días antes que publicara la Crónica con María Teresa y su tarea por recuperar la imagen pública de su abuelo Víctor Larco Herrera. Conversaron por la Crónica y Mate supo que éramos amigos y organizó el almuerzo al que llevé las fotos y tomé las que como recuerdo y tema están hoy en Crónicas.
La charla fue larga y con muchos toques interesantes, sobre todo porque Hernán ha cubierto su carrera prácticamente en medio mundo dejando y recibiendo testimonios de sus exitosas funciones que tuvieron su punto de inicio en 1968 como Tercer Secretario en la Embajada de Perú en Chile, cargo al que siguieron nombramientos en la OEA, Estados Unidos y Colombia. Su desempeño como Embajador lo inicia en el lejanísimo Zimbabue, luego vendrán Canadá, donde es el único embajador con diez años en la sede. Vienen Bolivia, Brasil y Guyana. El 2010, Isabel II recibió en el Palacio de Buckingham sus credenciales como Embajador del Perú en el Reino Unido. Son importantes recuerdos su participación como consejero de la Representación Permanente del Perú en las Naciones Unidas, en que es un activo promotor de la elección de Javier Pérez de Cuéllar como Secretario General de la ONU. Son también importantes la Gran Cruz de la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, Perú; Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, España; Gran Oficial de la Orden Bernardo O´Higgins, Chile; Gran Cruz de la Orden Cruzeiro do Sul, Brasil; y la Gran Cruz de la Orden al Mérito del Servicio Diplomático del Perú José Gregorio Paz Soldán, Perú.
La tarde ha caminado con paso calmado, tuvimos buen momento haciendo las fotos que nos acompañan y yo contando de esas curiosas coincidencias que muchas veces tengo en mi recorrido. Coincidencias que pueden, como las fotos de Sonia y Hernán, no estar ni siquiera en el más cercano pensamiento.
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