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Expreso y la hecatombe caviar

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Fecha Publicación: 14/01/2025 - 23:00
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No solo es escandalosa la debacle peruana en el plano jurisprudencial, tras fracasar estrepitosamente el abyecto proceso para penalizar a los culpables del affaire Lava Jato. Además, ese fracaso probablemente nos cueste otros centenares de millones de soles, sumados a los ya invertidos en papel, tinta, planillas, viajecitos, corruptelas, etc., por la Fiscalía de la Nación. Porque, además de aquello, tendremos que afrontar miles de millones de dólares para saldar arbitrajes planteados por Odebrecht contra el Perú, aprovechándose de la estupidez de defensa legal que tuvimos durante esta década, ejecutada por dos figurettis sospechosos de haberse levantado la custodia, apellidados Vela Barba y Pérez Gómez. Politizados tipejos culpables de no haber procesado profesionalmente a Odebrecht, por haberse dedicado a utilizar el affaire Lava Jato como espolón de proa para destruir a quien se opusiera al clan caviar que tiene secuestrado al Ministerio Público. Ambos fiscales se concentraron en anular políticamente a Keiko Fujimori y a los principales líderes de su agrupación política, opuesta a las corrientes izquierdosas que auspician los infectos caviares, en lugar de procesar criminalmente a Odebrecht, como era su obligación.
Desde un inicio se veía venir este nuevo drama para los peruanos, ¡porque nuestra legislación permitía las donaciones de ciudadanos particulares a partidos políticos! Solo castigaba —con multa— el hecho de no revelar la identidad del donante. Esto era práctica usual en el Perú, ante el justo temor de los ciudadanos a que la mafia caviar les haga la vida imposible por bregar contra esos contrincantes ideológico-políticos suyos. Tanto que, para asegurar su posición, aquel fue el argumento inicial al que apeló la defensa del partido fujimorista. Pero la brutal politización de la Fiscalía peruana, como del Poder Judicial, permitió que continuase adelante la perversión elaborada por el clan caviar. En consecuencia, la Fiscalía inició aquel proceso contra Keiko consciente de su debilidad, convirtiéndolo en una cacería de brujas multiplicada por sucesivos escandaletes fabricados para evitar el éxito electoral de la derecha peruana, representada por el fujimorismo.
Al respecto, sigue claramente exitosa la campaña que hace años inició EXPRESO, denunciando el secuestro del Estado por una camorra de gentes que, sin serlo, se consideran intelectual, cultural y políticamente superiores al resto de peruanos. Nos referimos, obviamente, a los caviares. Su prepotencia e inmoralidad ha llegado al extremo de apoderarse de todos los entes estatales relacionados con la administración de justicia —Fiscalía y Poder Judicial— para, a través de ellos, dominar todo el Estado. Criminalmente, ambas instituciones hace varios años sobreviven financiadas por las ONG de los Soros, Rockefellers y Ford del planeta. Su oficio es imponer la agenda transnacional de la izquierda caviar, cuyo propósito es dominar el mundo comprando conciencias de aquellos politicastros de republiquetas tercermundistas como Perú.
Pero, gracias a la campaña que iniciara EXPRESO en el año 2002, en el Perú las ONG van perdiendo fuelle, puestas en evidencia como lo que siempre fueron: una logia canalla al servicio de intereses transnacionales, cuya meta fundamental es gobernar fácticamente, destronando a las mayorías nacionales del gobierno peruano.

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