Expreso, consecuencia y coraje

Hacer periodismo en el Perú es un oficio de valientes. Pero se puede. Eso lo ha demostrado Expreso quien ha recuperado los principios de la práctica periodista al imponer con objetividad la noticia. Expreso es una plataforma que no se casa con nadie. El diario investiga, tiene un equipo de periodistas que, como en las viejas épocas, no teme enfrentar al poder.
En Expreso se hace análisis político con el apasionamiento de quien busca la verdad y se opina sin medias tintas. Alguna vez cuando hice televisión aprendí que es importante la pluralidad, pero es más importante tener una línea editorial que garantice un espíritu, una convicción.
A Expreso se lo acusa de ser un diario de derecha, pienso que debemos dejar atrás las estigmatizaciones que pretenden reducir el debate al sonsonete dualista, digámoslo con precisión: Expreso es un diario cuya línea editorial es marcadamente liberal, sin embargo, ello no perjudica su naturaleza. Todo lo contrario: entre sus columnistas leemos a liberales, socialistas, independientes, radicales, conservadores; y eso le da al diario una autoridad sobre otros medios que además de entregar sus líneas editoriales, son absolutamente parciales. Yo llegué a Expreso hace nueve años con la intención de escribir en sus páginas políticas.
La experiencia de su director me sugirió que escriba en la página cultural. En un momento cuando las expresiones artísticas tienen poco o ningún espacio en las publicaciones de cobertura nacional, acepté por la enorme responsabilidad que significa para un escritor ganar, o fortalecer, un espacio para la cultura; más aún cuando de ella han pretendido hacer una bandera las izquierdas, izquierdas que en sus publicaciones apenas le dan espacio.
Era el 2014, estaba Ismael Pinto como editor de culturales, asumí entonces el reto que me entregó Antonio Ramírez Pando y pude conocer desde adentro lo que significa ser parte de un diario con la historia de Expreso, con su consecuencia y coraje en una década cuando la amenaza caviar pretende sitiarlo desde varias partes. En nueve años, he sido testigo de su preocupación por entregarle más páginas al pensamiento crítico, lo he visto en culturales donde tienen tribuna escritores y artistas de todas las tendencias, lo veo entre los columnistas, y lo vivo en ContraPoder, el suplemento político que, en sus tres años, ha tenido en portada a todos los protagonistas de nuestra política. Como escritor ha sido un honor compartir página con Enrique Verástegui, acaso el poeta más notable de la promoción de poetas surgidos en la década del setenta, y con Pedro Novoa, el narrador fallecido a los 46 años, cuya obra lo sobrevive y mereció el Premio Internacional Mario Vargas Llosa, entre otras distinciones. Hacer periodismo en el Perú es un oficio de valientes, ejercerlo como una misión, sosteniéndose gracias a su veracidad, es una hazaña.
El tiempo se ha encargado de confirmar que lo que aquí se señalaba, hace dos décadas, sobre los grandes negociados y la corrupción perpetrada por quienes manejaron el destino de millones de peruanos, era cierto. Esa credibilidad se ha ganado resistiendo, manteniéndose firme.
Eso ha logrado Expreso, el único medio peruano que vive de sus ventas, el único que le da su lugar a la literatura, a la música, al teatro, la danza y la pintura, con la misma importancia que al debate político, la economía, el deporte y a lo que sucede en nuestras regiones. Eso, esa responsabilidad que va más allá de la coyuntura, hace de Expreso el diario más valioso del país. Feliz aniversario.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.