Explicación de motivos
A los trece años comencé a escribir lo que pensaba era poesía, después de haber leído La Ilíada de Homero, motivado por mi abuelo Antonio que declamaba a Vallejo, leía a Chocano, y defendía a Piérola. Decir en el colegio que hacía poesía era exponerme a que mi fama de chico rudo se quebrara. Debí estudiar literatura, pienso. Escribía versos, los guardaba en cuadernos lejos de miradas ajenas. Las responsabilidades de la vida me alejaron de lo que quería hacer. Fue lejos, cuando una tarde escuché a Serrat cantar “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, que me matriculé en talleres de literatura, en el Instituto “El Pontón “de Collado Villalba, España.
Algunos años después regresé al Perú.
En tiempos de pandemia escribí unas semblanzas sobre el drama que mi padre atravesaba contagiado de Covid19. Harold Alva los leyó en el Facebook e hizo luego una columna comentando sobre la agonía de mi padre y la de muchos peruanos. Cuando salimos del encierro busqué a Harold para agradecerle. Luego publiqué un poemario “El lento caer a la vida” y el camino me condujo a conocer a los poetas Omar Aramayo, Miguel Ángel Zapata, Guillermo Saravia, Yoshiro Chávez, y a narradores como Cronwell Jara, Alonso Cueto, Cesar Casas, Paolo Chávez, Gary Marroquín.
Para Borges, “las palabras en latín “inventar” y “descubrir” son sinónimas. La poesía debe darnos la sensación no de descubrir algo nuevo, sino de recordar algo olvidado”. Decía, “cuando leemos un buen poema pensamos que también nosotros hubiéramos podido escribirlo, porque ese poema preexistía en nosotros, el deber del poeta es encontrar esos versos”. Para el poeta Harold Alva la poesía es su vida, su pasión. Para mí (parafraseando a Borges) la poesía es rozar con palabras, situaciones que recuerdo he vivido o percibido en los días que he dejado atrás, es colocar un vocablo a los sentimientos que guardo.
Exactamente hace un año, recibí la invitación desde España del poeta peruano Alfredo Pérez Alencart, director de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se realizan en la ciudad de Salamanca, para participar en la XXVII edición que se realizó en el mes de octubre.
La poesía le ha dado sentido a la vida que tengo, abrió puertas que consideré nunca se abrirían y me permitió encontrar el destino que todo hombre persigue. A los escolares con quienes he interactuado les aconsejo: La profesión que escojas te servirá para sustentarte, tu pasión te dará vida.
Si tu profesión es tu pasión, bienaventurado seas. Escoge bien. Dicen que soy mejor narrador que poeta, aun así, preparo en algún lado un poemario, por terquedad y pasión.
Salí de España como un inmigrante que huía de la crisis, regresé a ella, como poeta invitado, con la sensación del niño que descubría a sus ídolos, a quienes seguía en las redes y leía en poemarios en mis noches en vela. Este año, en Salamanca, en octubre, otros serán otros los rapsodas que participaran de la edición XXVIII del Encuentro de Poetas Iberoamericanos, no estaré allí, en el claustro donde Fray Luis de León impartía conocimientos, pero mi corazón estará con ellos.
Por Iván Adrianzén Sandoval
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