Eternamente presidente Alberto Fujimori (II)
En lo que debe ser un ejemplo para toda persona, sobre todo para los más jóvenes, el presidente Fujimori, antes de incursionar activamente en política, dedicó su vida a prepararse, logrando no solo ser el mejor estudiante en cada nivel educativo que siguió, sino alcanzar ser reconocido por los alumnos de la Universidad Agraria La Molina como el mejor y más apreciado profesor. No solo llegó a ser rector de la mencionada universidad, sino también presidente de la Asamblea Nacional de Rectores, ambos cargos en momentos de intenso accionar del terrorismo criminal que tomó las vidas de no pocos docentes universitarios en todo el país.
Para ingresar a la vida política activa, el entonces reconocido maestro y autoridad universitaria hizo lo que estimo es la señal de un real compromiso con esa actividad, que no es nada fácil y casi siempre ingrata: fundar y dirigir una organización política. Más de una vez he propuesto que la condición de fundador de un partido político o contar con militancia prolongada en él sea un requisito formal exigido para las candidaturas presidenciales; así se evitaría no solo las aventuras tantas veces frívolas de gente que no conoce –ni menos entiende– lo que significa dirigir o militar en una organización política, y más aún, la nefasta compra o alquiler de partidos políticos. Hoy, que es una mala costumbre anunciar y especular sobre “outsiders”, mi respuesta es preguntar si el pretendido salvador es afiliado prolongado a un partido político o si fundó alguno.
Con el pragmatismo y sencillez con que sabios jefes de hogar, mujeres y hombres, cotidianamente enfrentan y resuelven el día a día más o menos difícil de su familia, el presidente Fujimori le devolvió la esperanza y perspectiva de viabilidad a un país quebrado materialmente –y casi moralmente– por el desastre social y económico causados por el terrorismo y la mala administración de la cosa pública. No me detendré en los datos, nacionales y foráneos, que están y estarán a disposición de quien quiera verlos, que demuestran objetivamente lo que señalo, sobre todo cómo cambió para bien la realidad del Perú y de los peruanos.
Lo señalado, y el permanente contacto personal del presidente Fujimori con los peruanos de todos los distritos del país, sin anuncio ni menos “portátil” o ayayeros, durante toda su gestión presidencial, lo han convertido en el mejor presidente de la historia peruana, a pesar de la enorme y perversa campaña de desprestigio montada por intencionales e incautos socios del caos y el terror.
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