¡Et lux in tenebris lucet!
Celebro la gran noticia de ayer lunes 25, sobre la restitución de su libertad personal a Keiko Fujimori, al declarar el Tribunal Constitucional fundado el hábeas corpus interpuesto a su favor. Uso para ello la entrañable expresión latina que integra el emblema de la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde completé mis estudios de pregrado y de postgrado en Derecho. Hasta que yo pasé por sus aulas y ellas, así como sus profesores, alumnos y personal administrativo, pasaron por mí marcando mi espíritu y mi intelecto, mi alma mater representó los valores propios de una pontificia universidad católica.
Es indudable que en los últimos años, una nube tenebrosa y oscura venía cubriendo nuestra administración de justicia, creando el ambiente de opacidad suficiente para generar una confusión tal que probados delincuentes gocen de libertad y sigan percibiendo los beneficios económicos que buscaron de manera indigna, corrompiendo a funcionarios públicos. Mientras tanto, eran privadas abusivamente de su libertad personal, tranquilidad y salud moral y física, personas a las que no solo no se les ha probado conducta indebida alguna, sino que, peor aún para sus perseguidores, no podrían haberla cometido, así hubiesen querido, porque no tuvieron función pública que se los permitiera.
¡Y la luz brilló en las tinieblas! representa no solo que el bien se impone sobre el mal, sino que nos devuelve fortaleza luego de tantos aparentes reveses y de impúdica y altisonante celebración de los perseguidores.
La presión de ciertos medios, que más parecen panfletos difamadores, no pudo lograr, como otras veces, que magistrados del Tribunal Constitucional resolvieran en mayoría como ellos, y los intereses que representan, querían.
No ha entrado el Tribunal en análisis sobre el fondo de la investigación penal, que a más de dos años de iniciada no logra aún siquiera un elemento de convicción sobre alguna conducta de índole penal por parte de Keiko Fujimori. No solo no está probado aporte alguno de Odebrecht, sino que tampoco se ha clarificado si la supuesta fuente de esos imaginarios recursos fuera ilícita. Keiko seguirá afrontando, como lo viene haciendo desde hace 19 años, toda investigación fiscal pero en libertad.
Lo resuelto por el Tribunal Constitucional no solo beneficia a Keiko, nos beneficia a todos poniéndole un alto a quienes creen que su función es acusar y perseguir armando un relato de aparente coherencia argumental sin que haya elementos objetivos, materiales y legales que lo respalden.
Perseguir inocentes a sabiendas y dejar culpables impunes también a sabiendas, es la mayor perversión imaginable.