Estrépito
El anunciado allanamiento a la vivienda de la presidente Dina Boluarte ha dado la vuelta al mundo y afectado gravemente nuestra imagen en el exterior.
Decidieron hacerlo un viernes santo, fecha sagrada para millones de católicos. Fiscales y policías intervinieron en su casa con estruendosa e insolente sonoridad, prendiendo potentes reflectores para iluminar la escenografía.
¿No podía el mediático coronel Colchado recurrir a un cerrajero para abrir la puerta?
No. Su prepotencia optó por una comba para violentar la entrada e ingresó acompañado de un pelotón de miembros de la Diviac, que maneja desde el gobierno de Vizcarra, con Castillo y ahora con la humillada mandataria.
El agente policial no olvidó ningún detalle al montar el show.
Se preocupó, en efecto, que a una diligencia reservada llegara la televisión para filmar su aparatosa incursión en la casa de quien es la jefe suprema de las Fuerzas Armadas y PNP.
Y ahí están las deplorables imágenes que proyecta la televisión mundial, donde Colchado figura en primer plano, dirigiendo el operativo, como un valeroso comandante que va a la batalla, solo que su oponente es una casa que alojaba solo al hijo de la señora Boluarte .
Despues del festín algunos pretenden la repartija: vacancia y adelanto de elecciones, a sabiendas que el Perú será destruido y que los victoriosos serán sectores radicales que ya reclaman Asamblea Constituyente.
En suma, el deplorable espectáculo ha causado un daño irreparable a la imagen del Perú, desalentará aún más las inversiones y afectará al Gabinete en su pedido de voto de confianza al Congreso de la República.
En escena hay otros espectáculos en cartelera.
Lo protagonizan magistrados responsables de no sustituir al presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Salas Arenas, con una mochila sobrecargada de acusaciones, la ultima por pedir favores al jefe de los cuellos blanco. El fiscal de la Nación que no se atreve a retirar de sus cargos a los fiscales Vela, Pérez y Pablo Sanchez, enlazados con IDL y docenas de acusaciones.
Antes se decia “para mis amigos, todo; para mis enemigos, la ley”. Ahora podemos decir “para mis amigos, impunidad; para mis enemigos, la comba de Colchado”.
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