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«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo»

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Fecha Publicación: 14/01/2023 - 23:20
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Queridos hermanos

Estamos ante el segundo domingo del Tiempo Ordinario. La primera Palabra que nos ofrece la Iglesia es del Profeta Isaías, donde nos presenta a un Dios que ha hecho una elección sobre el pueblo de Israel: «Tú eres mi siervo, Israel, de quien estoy orgulloso». Fíjense cómo Dios presenta a Israel como su pueblo, como una novedad para todo el mundo. El Señor, hermanos, hace una elección con cada uno de nosotros. Hemos enterrado a SS Benedicto XVI, un hombre que nos ha hablado de lo que significa la fe, la esperanza y la caridad, con una gran visión teológica y una gran visión también de comunión con nuestros hermanos Israelitas. Dios, como al Papa, nos ha llamado a confesar este nombre, este poder, esta revelación que Dios ha hecho sobre cada uno de nosotros, y quiere que seamos luz en medio de la oscuridad.

Respondemos con el Salmo 39: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad». La gran misión que tiene Israel es ser el pueblo del oído, y nosotros, los cristianos, estamos también llamados a serlo. María fue la primera que abrió el oído a la llamada del ángel, a la llamada de Dios para hacer su voluntad.

La segunda Palabra que nos da la Iglesia es de San Pablo a los Corintios, dice: «(Yo) Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios». Dios es quien nos llama a nosotros a predicar este Evangelio, es decir a invocar el nombre de Jesucristo. Estamos siguiendo a uno que responde cuando le invocamos, no es un Dios dormido, es un Dios que está vivo y que tantas veces nos despierta de la pasividad en la que nos refugiamos para no crear problemas. El Señor nos invita a arriesgar, es decir, a seguirle a Él. Salgamos y arriesguemos por Él, y levantaremos nuestro pueblo, y libertaremos nuestra nación.

El Evangelio de San Juan presenta a Jesús como el cordero de Dios que quita los pecados del mundo, el manso, el humilde, el cordero que no hace violencia, sino que pone su mejilla. El Señor, hermanos, quiere que nazca en nosotros la imagen del siervo de Yahvé, que no se resiste al mal, por eso nos quiere dar su Espíritu Santo, el Espíritu de profecía, Espíritu de discernimiento. Jesús de Nazaret nos da a todos la herencia de poder ser hijos de Dios. ¿Cómo? Renovando el bautismo. Renovemos nuestro bautismo, actualicemos este bautismo para que el hombre de hoy reciba gratis lo que gratis hemos recibido.

Que la bendición de Dios todopoderoso, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, esté con todos vosotros. Rezad por mí y también, cómo no, por Benedicto XVI, para que Dios le conceda ser santo y un gran Doctor para la Iglesia universal.

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao

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