Estados Unidos y la dimensión de su poder en el mundo
Hoy, Estados Unidos de América, el país más poderoso del planeta -y no digo solamente el más rico-, cumple 247 años de su independencia de Inglaterra. En efecto, el 4 de julio de 1776, los conceptos de igualdad y libertad fueron la máxima expresión del derecho individual. Sucedió mientras en Europa se imponía la Ilustración que cuestionó el derecho divino que había legitimado a las monarquías absolutas como la de Luis XIV, que dijo “El Estado Soy Yo”, la más despótica expresión hasta entonces conocida. Así, la independencia de las ex Trece Colonias, se adelantó a otro no menos importante episodio universal: la Revolución Francesa del 14 de julio de 1789.
Han transcurrido cerca de dos siglos y medio y el presagio del extraordinario poder planetario de EE.UU. solo fue imaginable por el enorme impacto del denominado “Destino Manifiesto” que jamás dejó de propugnar la llamada grandeza americana. Los 46 presidentes que ha tenido este país desde 1776 –republicanos o demócratas-, más allá de sus aciertos o desaciertos, no han perdido perspectiva sobre la misión de contribuir como hombres de Estado al referido engrandecimiento del país. Luego de la Primera Guerra Mundial, pero sobre todo de la Segunda, EE.UU. se convirtió en el hegemón del mundo.
El presidente Augusto B. Leguía advirtiendo su apogeo, nos acercó a EE.UU. sobre todo durante su segundo mandato (1919-1930) y ese tamaño de prospectiva mezquinamente no ha sido reconocido. El poder estadounidense en toda su dimensión geopolítica se mostró, primero en el mundo bipolar, durante la denominada Guerra Fría, compartiendo el poder mundial con la exUnión Soviética; luego unipolar, a la caída del Muro de Berlín (fin del comunismo) en 1989 y el estrepitoso declive soviético en 1991 que volvió a los rusos a la calidad de potencia regional como federación de la que hoy busca desmarcarse con una victoria, cada vez más lejana, en la guerra sobre Ucrania.
Por más de 11 años EE.UU. fue el único director del globo; sin embargo, el atentado terrorista de Al Qaeda de 2001, el más grave de su historia nacional, la mala administración de crisis por la pandemia de la covid-19, el retiro de Afganistán en 2021 y sus espacios de influencia económica arrebatados por China, los ha circunscrito al mundo unimultipolar, es decir, aquel en que EE.UU. sigue siendo el mayor hegemón, pero detrás, no precisamente pisándole los talones, está China y poco más abajo, Rusia e India. EE.UU. sigue siendo el protagonista del mundo, guste o no, manteniendo su influencia estratégica en espacios geopolíticos claves del globo como Medio Oriente o el Sudeste Asiático y haciendo malabares para no perder otros como América Latina, relativizando su intolerancia con los gobiernos de izquierda, con los que fue implacable en los años 60 del siglo XX. Esta es la dimensión real de EE.UU. a pesar de sus vulnerabilidades.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.