Estados Unidos: mal momento
Luego del debate Biden/Trump el pueblo norteamericano está atravesando difíciles circunstancias de duda y confusión que repercutirán en las elecciones de noviembre próximo. ¿Por qué? El pobre desempeño del Presidente Joe Biden que en el mejor de los casos genera dudas acerca de su capacidad para ser presidente en el período 2025/2029 y en el peor, su ineptitud en esa tarea. Sin embargo hay una interrogante adicional que hasta el momento nadie ha planteado, ¿puede Biden seguir ejerciendo el mandato de la presidencia en su actual condición?
La Vigésima Quinta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos regula las situaciones cuando el Presidente no se encuentra en condiciones de salud para ejercer la presidencia, pero ninguno de los supuestos de esa enmienda es aplicable ahora. El presidente Eisenhower en 1954 sufrió un infarto del cual se recuperó rápidamente y su Vicepresidente Nixon desempeñó la función de leal segundo y así lo cuenta él en sus memorias. En realidad, políticamente esa es la única actitud correcta e inteligente porque en caso contrario, el Vice Presidente corre el riesgo de ser considerado desleal.
La vicepresidenta Kamala Harris viene actuando impecablemente en su apoyo y lealtad al Presidente Biden frente al criterio de muchos sectores del Partido Demócrata de sustituirlo en su candidatura a la presidencia. Este clima negativo puede llevar a un desenlace fatal si consideramos que no existe una personalidad dentro de su partido que lo pueda reemplazar con posibilidades de éxito. De otro lado, desde el bando Republicano, Donald Trump sigue creciendo en las encuestas apoyado en su talante resuelto y su evidente mayor energía en el debate. Asimismo ha emitido un mensaje de respeto a la integridad sexual de la niñez digno de aprobación en cualquier ámbito político y social.
¿Qué alternativas de campaña tienen los demócratas para recuperar el espacio perdido e imponerse sobre sus rivales republicanos? Solo dos. Mantener la candidatura del Presidente Biden basado en su reconocida gestión presidencial y en el apoyo a Ucrania e Israel frente a la agresión rusa y de Hamas. En el caso hubiere algún examen médico –inexistente hasta ahora– revelador de un grave deterioro en su salud, designar en su reemplazo a la Vicepresidenta Kamala Harris, acompañada de una personalidad de su partido que despierte la menor resistencia en los votantes conservadores.
¿A qué se debe esa restricción? A dos razones. Kamala Harris por su personalidad y origen étnico se ubica en una alternativa alejada del votante norteamericano de clase media que tiende a ser cauto y convencional en sus opciones políticas. Para compensar esa tendencia quien la acompañe como vicepresidente, debe despertar la menor línea de resistencia y simultáneamente generar la confianza que los Estados Unidos conservará su liderazgo mundial. Trump acaba de afirmar que el terminaría de inmediato la guerra de Ucrania y Putin le ha replicado de inmediato que toma en serio su afirmación. ¿Eso que significaría? La incuestionable derrota de Estados Unidos en la Guerra de Ucrania y el avance de Rusia en Europa después de la disolución de la Unión Soviética. Esa actitud de Trump lo podría llevar a su derrota sea quien fuere su rival.
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