Espurio operador de la justicia
Recordábamos ayer que una terrible dictadura se ha apoderado de nuestro sistema judicial, dirigida por Gustavo Gorriti, sujeto vinculado al millonario especulador George Soros. Gorriti es un traficante de influencias que opera a través de su ONG, IDL, siempre cercana a la monumental corrupción que impera en nuestro Estado y, consecuentemente, base de la podredumbre de nuestro irónicamente llamado “Sistema de Justicia”. Todo esto impide que la ciudadanía se ampare en la jurisprudencia que dicta nuestra Constitución. ¿La razón? Los jueces y fiscales hacen lo que les dicta Gorriti desde el parnaso de la corrupción, financiado por ONGs como la suya, con dinero opaco destinado a imponer caprichos extranjerizantes a los peruanos.
Las declaraciones de Jaime Villanueva, relacionado al Ministerio Público, avalan nuestra opinión sobre Gorriti. Desde todo punto de vista, este sujeto es un manipulador e intrigante de mala entraña, que mantiene subyugados –y a su servicio– a jueces y fiscales del país, utilizando como base el temor que infunde su ONG, IDL, la cual manipula a magistrados como vulgares fichas de ajedrez. Es evidente que, con semejante poder en sus manos, Gorriti maneja el Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación y la Junta Nacional de Justicia.
Cada vez con más descaro, el Poder Judicial y el Ministerio Público del Perú se han convertido en feudos de Gorriti. Sin embargo, el Congreso de la República no mueve un dedo para acabar, de una vez por todas, con semejante barbaridad. Esta pesadilla está llevando al país a un estado de anomia general.
Como informaba ayer Polidatos, la conocida sección de este periódico, según el testigo Jaime Villanueva, Gorriti dispuso que el fiscal Rafael Vela Barba organizara una campaña de desprestigio, abusos, triquiñuelas y amenazas ilegales, con el objetivo de ejecutar un “putch” de acoso y derribo contra la figura del expresidente de la República, Alan García. Este operativo tuvo como propósito otorgarle el triunfo electoral al “filosenderista” y golpista Pedro Castillo. El presidente García se suicidó tras aquella interminable campaña de acoso y derribo que iniciara –y que continuara con perseverancia– el inepto fiscal Domingo Pérez.
¿Cómo es posible que este sujeto llamado Gustavo Gorriti Ellenboghen haya llegado a acumular tal poder? Y lo peor de todo, ¿no le parece inconstitucional, ilegal y perverso, amable lector, que este individuo –sin haber sido elegido por el voto del pueblo– se comporte como un jerarca todopoderoso, convertido en el mandamás de treinta y tres millones de peruanos? ¿Está usted dispuesto a aceptar este totalitarismo disfrazado de democracia, como el que nos impone a diario la progresía caviar? Si su respuesta es no, entonces, ¿por qué no levanta su voz de protesta?
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