España y el día del sincretismo con los incas, aztecas y mayas
Hoy, 12 de octubre, se cumplen 532 años del descubrimiento de América, un hecho de la historia universal que cambió los paradigmas vigentes hasta ese momento en el mundo. La milenaria tesis de Ptolomeo, que sostenía que la Tierra estaba estática y era el centro del universo, fue enterrada para siempre. En cambio, se impuso la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico —defendida luego por el no menos célebre Galileo Galilei— que sostenía que el Sol era el centro del cosmos y que la Tierra giraba a su alrededor, confirmando la redondez del planeta. Los grandes viajes de circunnavegación fueron la demostración irrefutable de este enorme paso dado por la humanidad.
El descubrimiento, en plena Edad Moderna, produjo la primera gran globalización —la segunda es la que hoy vivimos—. Pudo haber sido Portugal, pero los Reyes Católicos, sobre todo Isabel, tuvieron más perspectiva y osadía que los de la Casa de Lisboa, a pesar de que contaron con Enrique El Navegante, fundador de la afamada Escuela de Sagres, uno de los mayores impulsores de los viajes ultramarinos. En ese momento, España no solo se libraba, finalmente, de la invasión de los árabes —poco se dice que también “…fueron expulsados los judíos por edicto del 31 de marzo de 1492” (En HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA, Tomo SÉPTIMO. Barcelona, MONTANER Y SIMÓN, EDITORES, 1930, pág. 22)—, afincados por ocho siglos en la península ibérica, sino que, al alcanzar su unidad política, emergió como el mayor hegemón de los siglos XV y XVI.
Su poder quedó reflejado en el Tratado de Tordesillas, firmado con Portugal, donde se dividieron el mundo. España cargó en la Niña, la Pinta y la Santa María, además de la religión, el derecho de Castilla. Sus descubridores, al servicio de la Corona, al entrar en contacto con los aborígenes americanos, impusieron el derecho de la conquista, y más tarde, una vez instalado el virreinato, decidieron implementar el derecho indiano. Aunque no existe conquista en la historia universal que no fuera violenta, América —con aztecas, incas, mayas, chibchas, collas, araucanos, entre otros— ingresó en una relación de sincretismo con España.
Así como nunca hay que renegar de los procesos históricos, sino concluir de ellos su mayor y más rico legado: la rica heterogeneidad de la sociedad iberoamericana que forma América con España o España con América. También debemos condenar declaraciones intolerables como la del portavoz del grupo parlamentario de Vox en las Cortes de Aragón, Alejandro Nolasco. Refiriéndose a una intervención de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum —que por cierto insiste erradamente en hablar de una invasión española de América—, Nolasco ha llamado “tribus” a los incas, aztecas y mayas, consideradas las altas culturas precolombinas, a las que calificó de “venir de una cultura horripilante”. No he visto a nadie en Perú que haya salido al frente para levantar su voz. ¡Cuidado con los alineamientos!
Soy un hispanista por definición y, en esa condición, digo de frente y sin hipotecas que los excesos, de un lado, y los complejos, de otro, respecto al proceso del descubrimiento de América deben ser censurados, vengan de sectores de derecha o conservadores, como de izquierda o progresistas. Los pueblos originarios de nuestra América deben ser dignificados en la memoria colectiva permanente de nuestros países.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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