España invertebrada

Tomo prestado el título de un libro del gran pensador español José Ortega y Gasset, al no ocurrírseme ningún otro que refleje mejor la crisis que ahora atraviesa España. Pedro Sánchez, el ambicioso líder del PSOE, está dispuesto a pagar cualquier precio para seguir en el poder, aún a costa de amnistiar a Puigdemont, cabecilla de los separatistas catalanes, cuya acción política está dedicada a quebrar la integridad territorial del país. Pedro Sánchez quiere continuar siendo el Presidente del Gobierno de España, aún en la eventualidad que eso signifique serlo de un país mutilado sin Cataluña ni Barcelona, su bella capital, que en tiempos de la Roma clásica formaba parte de la Hispania Tarraconense y en el temprano medioevo de la Marca Hispánica, para terminar siendo parte del reino de Aragón. Como bien dicen los marxistas, salvo el poder todo es una ilusión.

Pero veamos las cosas bien por entero, como reza la letrilla de la Isla del Gallo, ¿vale la pena gobernar una España mutilada? En mi modesta opinión, no. Ello no obstante quiénes deben contestar esa pregunta son el Rey Felipe VI y Pedro Sánchez en ese orden. Veo que en redes sociales circula una imagen en la cual el monarca figura como desaparecido y que la última vez que se le vio fue en alguna ceremonia de cortar una cinta o algo por el estilo. Contesté que Felipe VI no puede ir más allá de la Constitución y una persona me contestó que él tiene la facultad constitucional de negarse a firmar la investidura de Pedro Sánchez. No soy un experto en Derecho Constitucional español, pero más allá de lo que diga la letra de la Constitución debemos considerar la forma como ha sido aplicada en los últimos 45 años.

En España, desgraciadamente durante los últimos cinco siglos de su existencia como Nación y Estado, las corrientes centrípetas y centrífugas se vienen disputando la primacía, si bien al final prevalece la primera, por lo menos hasta ahora. ¿Pero que es Cataluña, una región, una entelequia o una realidad territorialmente delimitada por la lengua catalana? En la opinión personal del autor de estas líneas y sin ánimo de faltar el respeto a nadie, Cataluña es una realidad geográfica y lingüística, que por cierto no anula el idioma español que también lo hablan la inmensa mayoría de los catalanes.

Entonces, ¿qué quieren los catalanes? Saben de sobra que la Unión Europea no los va a incorporar como Estado independiente. Igualmente son conscientes que el mercado más importante de sus principales servicios y productos es el resto de España y quizás con el tiempo Hispanoamérica. ¿Para qué maltratar al resto de sus compatriotas españoles que son sus primeros compradores y usuarios? Eso no tiene sentido bajo ninguna consideración. España es una monarquía cuya función principal es mantener unida a todas las partes del reino. Felipe VI debe actuar en consecuencia y en estos momentos le ha surgido un maravilloso activo que es Leonor, la bella Princesa de Asturias. Esperemos que ella con su gracia, belleza y entereza vertebre a España y prevalezca sobre las fuerzas que pugnan por desaparecerla.

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