Esa mediocridad llamada “fútbol peruano”

El “fútbol peruano” dentro y fuera del país es una institución empresarial mediocre, mal administrada y desordenada. Tan parecida a la estructura social que nos gobierna y dirige. Vivimos celebrando la mediocridad futbolera dentro de un país quebrado en salud, educación y seguridad. Nos hemos permitido conformamos con nada. Los peruanos se conforman con un equipo que empate y se esconda en su arco para no ser goleado, porque no tienen la capacidad mental y la disciplina para pensar en sólo ganar. Lo nuestro no es un deporte: es un entretenimiento barato y de pésima calidad.

Escribo esta columna con base a la triste coyuntura futbolera para comparar la mentalidad conformista del peruano con el desempeño mediocre del deporte más practicado en nuestro andino país. En el 2022, hicimos el ridículo mundial gracias al analfabeto funcional de Pedro Castillo, quien al saberse un corrupto descubierto y su gobierno a la deriva por la mediocridad que él representaba y la misma que lo rodeaba, buscó un distractor efectivo y fácil: el mal jugado fútbol peruano. Decretó como “feriado” aquel lunes 13 de junio, en el que el equipo peruano se enfrentaba a la selección australiana por la clasificación a Qatar 2022.

¿El pretexto? Según la mentalidad limitada de quien nos gobernaba y que se refleja en la mentalidad de muchos, aquel día debía representar “la unión e ilusión” de los peruanos. Pero el nada inteligente exgobernante no “analizó” un pequeño pero determinante detalle: no puedes confiar en los jugadores de la selección peruana, cuya mente no ha sido entrenada para ser disciplinados y concentrados. Producto de la improvisación y pésima lectura del fútbol peruano, su gobierno quedó como el payaso sin talento que siempre fue. Jugamos y perdimos como siempre.

¿Por qué, queridos compatriotas, les encanta vivir en permanente estado de engaño, conformismo e ilusiones? Todos y cada uno sabemos muy bien que la clasificación de Perú a Rusia 2018 se debió únicamente a los tres puntos regalados por Bolivia; y no por los méritos o el “gran equipo” que definitivamente no somos ni tenemos. Pero en nuestro país de rica comida y tercermundista, a los peruanos les encanta vivir con el engaño del saber que “clasificamos a un mundial”, del que fuimos expectorados en la primera ronda de partidos, la evidente prueba que no merecimos estar jamás en Rusia. Lo que fácil viene, fácil se va.

Abran los ojos. Ese fútbol que tanto sufren está sumido en el averno del fracaso del cual nunca saldrá si no se realizan cambios profundos en su estructura. Y tú, hincha que lloras y sufres, es momento de actuar. No puedes vivir toda tu existencia sufriendo por un equipo fracasado. Debes ser el primero en exigir y generar una revolución en el fútbol. Exigir que desechen a todos los jugadores viejos y fracasados que solo se arrastran en el campo, pero que pertenecen a una argolla corrupta. En el Perú, estamos normalizando el fracaso y la derrota. Eso, señores, es peligroso.

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