Erráticos y puñaleros

Hay que escribir la Historia para no olvidarla, que se complementa con el aforismo hebreo de “recordar para no olvidar”. Nos estamos refiriendo a lo acontecido en noviembre del año 2020, en que el Congreso de la República de aquel entonces, declaró la vacancia de quien ejercía la presidencia de la República, esto es Martín Vizcarra, asumiendo el cargo el presidente del Congreso, pues Vizcarra no contaba con vicepresidente.

El Congreso ejerció su prerrogativa constitucional de vacar motivada y probadamente al presidente Vizcarra, nombrando en su reemplazo con la misma legitimidad con la que este último sucedió a P. P. Kuczynski, a Manuel Merino.

En los cortos días del ejercicio presidencial de Merino, se alzaron voces de protesta y hubo marchas y concentraciones reclamando por su nombramiento, pero indiscutiblemente promovidas, sea por mala fe o por error, por infinidad de personas e incluso algunas instituciones.

Si bien el error podría ser comprensible, es más grave cuando los autores e instituciones son versadas y con conocimientos mayores que el del común de las gentes. Vimos como el gremio de gremios el 13 de setiembre de 2020, en texto que se prestaba a diversas causas e interpretaciones, daba la impresión de cuestionar el proceso de vacancia y enrostrar al Congreso un actuar indebido. A ello se sumaron expresiones del presidente de Asbanc y algunos medios, así como principales ejecutivos de importantísimas empresas que “de pie” defendían la Democracia como si estuviese en riesgo; por el equilibrio de poderes, como sino lo hubiese; por la reforma universitaria como si fuese conculcada y, diversas otras afirmaciones, más presencia física en marchas infiltradas por vándalos, de las que no se retiraron.

Más aún, el mismo gremio en comunicado del 15 del mismo mes y año, exhortaba a Merino a renunciar y al Congreso nombrar nueva Mesa Directiva presidida por “ciudadano probo y sin cuestionamientos para que asuma la conducción de un gobierno de transición hasta julio de 2021”, como si la directiva del Congreso no hubiese sido legal y como si Merino careciese de solvencia legal y moral para el ejercicio de la Presidencia de la República.

Los errores pueden disculparse, pero lo que no podrá olvidarse jamás es la actitud de quienes habiendo en el Parlamento nombrado a Merino para encargarse de la conducción de la Nación con amplísima votación, le quiten su respaldo inmotivadamente y sean tan candorosos de dejar que solo desde una pequeña minoría se pudiese escoger al reemplazante de aquel.

Pues bien, el reemplazante tuvo el cuajo hasta de declarar héroes de la República a dos jóvenes prontuariados, lo que es inaudito y no seguimos para no hacer hígado.

Punto aparte la actitud de cierta prensa y algunos periodistas, que pese a tener experiencia, las veinticuatro horas del día, estaban dale que dale promoviendo las protestas y movilización ciudadana, que sabemos en lo que terminó incluso exigiendo la renuncia del gabinete ministerial.

El tiempo ha pasado y tiene que saberse la verdad al igual que recibir las excusas de los que actuaron con error, lo que no incluye a los puñaleros, que sabemos los hubo.

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