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“Enriquecerse es glorioso”

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Fecha Publicación: 05/08/2021 - 20:00
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No logro entender cómo una persona tan inteligente como el doctor Vladimir Cerrón se encuentre a la caza de un cargo público cuando éste no le agrega nada al poder que ya tiene. Por el contrario, daría la falsa impresión, en su caso, que el cargo hace al hombre. Esta semana en TV lo hemos visto inspeccionando de facto las instalaciones de emergencia del Hospital Rebagliati para, al día siguiente, apreciar a un grupo de prosélitos pedir su reposición en EsSalud, de donde fue expectorado por no asistir a laborar injustificadamente desde el 1 de junio hasta el 12 de octubre del 2020. ¿A estas alturas de su vida y con el poder que tiene a quién le importa que vuelva a ejercer en EsSalud o que termine la inhabilitación que le puso una corte de justicia para ejercer algún cargo público por un año? Siendo el doctor Cerrón neurocirujano y comunista como es, no le escapará la historia de Deng Xiaoping, ahora que las relaciones con la China comunista van viento en popa. Deng fue un político chino, padre del actual modelo económico que ha permitido que China sea la segunda potencia económica del mundo bajo un régimen capitalista liderado, paradójicamente, por el Partido Comunista Chino. La historia de Deng es de esas que tienen sus altibajos hasta que la fortuna la corona con el éxito absoluto. Deng cayó en desgracia varias veces cuando Mao regía al coloso asiático por ser demasiado “derechista”, en otras palabras, por usar más el sentido común que el dogmatismo maoísta. Fue perseguido y enclaustrado bajo el imperio de la oprobiosa “revolución cultura”, un ajuste de cuentas con el que Mao logró sembrar el terror por diez años luego de su fracaso estrepitoso del “gran salto adelante”, una política de Estado cuyas miras eran la industrialización del país, pero cuyos resultados fueron catastróficos, con millones de chinos muertos de hambre al despoblarse por la fuerza el campo para convertir cualquier fierro oxidado en acero. Ya en el ocaso de su vida y con su viuda sembrando el terror por todos lados con la “banda de los cuatro”, Mao rehabilitó a Deng quien pudo regresar a sus labores partidarias. Como sucesor de Mao fue nombrado Guacofeng quien, buscando un chivo expiatorio para el terror de la “revolución cultural”, envió al cadalso a la “banda de los cuatro” y a la viuda de Mao a la reja. Guacofeng asumió todos los cargos más importantes del partido: Presidente del partido; Primer ministro del Consejo de Estado y; Presidente de la Comisión Militar Central. Pero en los hechos el que mandaba era Deng, por la falta de apoyo y la incompetencia absoluta de Gua. Defenestrado Gua del poder y a diferencia de la acumulación formal de cargos de este, Deng solo conservó el de Presidente de la Comisión Militar Central hasta 1989 en que abandonó todo cargo público, aunque siguió gobernando con mano de hierro hasta su muerte en 1997. Poco antes de morir y en teoría como simple particular, el camarada Deng realizó la “gran inspección del sur”, visitando varias ciudades importantes de China, entre ellas Shangái, donde pronunció su famosa frase: “enriquecerse es glorioso”. Es por eso que China no es ni Cuba, ni Nicaragua, ni Venezuela, ni Corea del Norte. El ciudadano doctor Cerrón debería tomarlo en cuenta.

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