Enhorabuena, señores congresistas
Este desconcertante Congreso avanza y retrocede; acierta y desbarra de acuerdo al humor de su caleidoscópica configuración sociopolítica. Resulta difícil adivinar si aprobará o rechazará una buena o mala iniciativa. No es materia de principios, ni tampoco del humor del momento. ¡Es solo cuestión de intereses! La peor de las realidades. Porque, ante el interés —sea político, económico, etc.— y saber si este responde a alguna naturaleza individual o grupal, sencillamente no existen argumentos para obtener un voto de conciencia sobre la materia en debate, para finalmente ser aprobada o rechazada.
Ocurrió ayer con un proyecto de ley —acertado, a nuestro criterio y el de muchas otras personas— para que la Policía recupere la responsabilidad que tuvo de investigar el delito. Como hizo hasta que, en la década de los ochenta —y de forma improvisada— la investigación pasó al Ministerio Público. A lo largo de cuatro décadas de experimentar con una función tan determinante para el correcto ejercicio de la Justicia, la realidad ha demostrado que resultó ser un verdadero gazapo. ¡Un craso error! Por eso sorprende —muy positivamente— el temperamento del Legislativo al aprobar ayer —en primera votación— el dictamen de la Comisión de Defensa que “permite a la Policía Nacional del Perú (PNP) asumir un papel más activo en la investigación de delitos, incluyendo la modificación en ese sentido del Código Procesal Penal; con lo cual la Policía no solo colaborará en la investigación sino impulsará diligencias preliminares bajo la dirección del Ministerio Público.” El texto sustitutorio propuesto fija que “El fiscal conduce jurídicamente la investigación preliminar que es llevada por la Policía Nacional, así como la investigación preparatoria, de acuerdo al principio de legalidad.” Además, dispone que, cuando el fiscal tenga noticia del delito, “debe disponer, de forma inmediata, que la Policía Nacional realice las diligencias preliminares”. Asimismo, establece que “el fiscal debe precisar el objeto, los plazos y las formalidades, especificando las diligencias ejecutadas por la PNP para garantizar la validez de los actos investigativos.” ¡El cambio es trascendente! Porque durante cuatro décadas de experiencia —al encomendar la investigación solo a la Fiscalía— ha habido sendas protestas de la Policía porque, en muchas capturas en flagrancia de criminales realizadas por sus efectivos, el fiscal acabó liberando a los delincuentes. Con el agregado de que, gracias a PPK, albergamos a decenas de miles de criminales venezolanos de altísima peligrosidad, asesinando, asaltando, robando, sin que los fiscales defiendan a la sociedad, como esta lo demanda.
Simultáneamente, ayer mismo el Congreso rechazó un infame proyecto presentado por el legislador castillista Waldemar Cerrón, para que el Congreso se encargue de investigar y sancionar los delitos cometidos por fiscales y jueces. ¡Propuesta sumamente burda, grosera, temeraria —y antidemocrática— de manejar el poder Judicial desde el hemiciclo congresal!
¡Enhorabuena para los legisladores que ejercieron su función pensando en el interés de sus electores! Otro sería el Perú si este temperamento —de coherencia y responsabilidad— se impusiera firmemente entre nuestros congresistas. Queda alrededor de año y medio de trabajo congresal. Ojalá continúen nuestros parlamentarios cumpliéndolo bajo esta senda.
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