Engañados por los gobernantes
Parafraseando a Alexander Solzhenitsyn, “los peruanos sabemos que los gobernantes nos mienten. Ellos saben que nos mienten. Además, ellos saben que sabemos que nos mienten. Y, sin embargo, nos siguen mintiendo.” La frase, que pretendemos adecuarla a nuestra realidad, corresponde al titular de un reciente artículo de Gerardo del Cas, publicado por la potente Fundación Disenso de España en una reciente entrega que refleja una realidad que conocemos: “España lleva años perdiendo a su clase media.” Nadie puede negar que el Perú lleva trece años en lo mismo, gracias al empeño de las izquierdas que nos vienen gobernando desde que el impresentable Hugo Chávez ayudó a Ollanta Humala a ganar las elecciones de 2011. A Humala lo heredó el mercantilista/lobbista “Soy socialista” Pedro Pablo Kuczynski quien, tras ser desaforado por sus embrollos con Odebrecht, fue sustituido por un miserable apellidado Vizcarra, escogido por Kuczynski como vicepresidente. Vizcarra también fue vacado. Previo a ello hubo un interregno. Asumió la presidencia interina el acciopopulista Manuel Merino, quien apenas duró dos días en palacio debido al amotinamiento de los caviares. Estos manipularon a una oposición inútil, desconcertada, acomplejada que lideró Keiko Fujimori, facilitando que las izquierdas –y parte de la derecha– designen presidente a un ultracaviar: como es Sagasti. En cuanto a la merma de la clase media en ambos países, el asunto no se limita a los dos grandes partidos políticos que gobiernan alternativamente la Madre Patria desde La Transición. Dicho sea de paso, gracias a esta última sucedieron en España importantes reformas sociales y económicas dejando atrás la confrontación y consolidando la Democracia. Guardando distancias, algo semejante debió haber ocurrido acá tras la renuncia de Alberto Fujimori. No obstante, irresponsablemente decidieron continuar con la pendencia. ¡Y en esas seguimos!
Regresando al artículo que comentamos, hace cuarenta años la clase dirigente española vende a su población “una aparente estabilidad y prosperidad”, a cambio de algunos impuestos sofocantes para quienes trabajan. Otrosí. “España tiene servicios, prestaciones y estructuras públicas imposibles de ser costeadas por su economía. Su sistema pensionario es insostenible; la deuda pública desbocada; es el país europeo líder en desempleo. Mientras tanto –dice el articulista– el público asiste al espectáculo de una clase dirigente que debate cuotas de género; prohibir reptiles como mascotas; penalizar a quienes cultivan tomates sin permiso; o vetar a los que alquilan habitaciones a turistas.” El presidente español Sánchez manifiesta: “España crece de forma más justa”. ¡Pero supera a Grecia en precariedad y probabilidad de exclusión social! (…) Y el articulista sentencia esto: “Los políticos (españoles) no quieren una clase media independiente, capaz de prosperar por sí misma y hacer avanzar al país. Su fundamento es: más precariedad, más deuda, más carestía y más poder para justificar su existencia.” Y concluye así: “Los políticos se han empeñado en empobrecer y extinguir a la clase media llevándola a la bancarrota, basados en mentiras para no tener que enfrentarse con la dura realidad”. ¡Exactamente como sucede en el Perú, desde que la izquierda en general –y los caviares en particular– se apoderaron del poder!
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