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Enfermedad peruana: mediocres, conformistas y envidiosos

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Fecha Publicación: 18/08/2024 - 21:10
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Me sumerjo en los recovecos más oscuros, pero a la vez tan evidentes, de la idiosincrasia peruana. Aquellos rincones ocultos en la mente de este ser humano nacido en Perú. Al igual que el triunvirato que está destruyendo al país -esa cofradía conformada por inútiles, venezolanos y corruptos-, vamos a agregar a este club de la destrucción a tres grandes enemigos que han nacido con nosotros: la mediocridad, el conformismo y la envidia. La sociedad peruana es envidiosa en niveles nunca antes vistos, mediocre hasta la enfermedad y conformista hasta el fracaso. ¿Podemos cambiar eso? Nada es imposible. Voy a trabajar en el cerebro de los peruanos.

Mediocres

La mediocridad está en el ADN de los peruanos. Se siente tan fuerte que es fácil reconocerla en los ámbitos más comunes y complejos de nuestra sociedad: nosotros mismos, la familia, los amigos, el trabajo, las empresas, el gobierno, el Estado. El peruano mediocre es incapaz de usar su imaginación para transformar su presente, para generar metas y retos futuros. Es sumiso y tolerante ante la rutina, manipulable ante los prejuicios, y podría girar en círculos interminables si de ello dependiera su vida. El peruano mediocre carece del carácter necesario para hacer algo fuera de lo común. El mediocre no es capaz de comprender conceptos que superan sus limitaciones, y no tolera la grandeza de otras mentes.

Algunas frases peruanas que reflejan nuestra idiosincrasia mediocre: “No vas a cambiar las cosas, no puedes hacer nada”, “no te metas, evítate problemas”, “no les digas nada, la gente es así”. Ya basta de tanta mediocridad.

Conformistas

Los peruanos nos conformamos incluso con nada. El país avanza a paso de tortuga y consideramos que eso es desarrollo. Un proyecto que podría realizarse en un año y medio toma cuatro años en concretarse. Somos conformistas y mediocres hasta en lo más banal, como el bendito fútbol; aceptamos el statu quo. Hace 15 años, más del 55% de los jóvenes entre 15 y 29 años no estudiaba ni trabajaba. No solo estaban contaminados por el conformismo y la mediocridad, sino también por un Estado que alimentó y sigue alimentando ese conformismo.

El lugar donde naces no define que debas quedarte allí. Los socialistas subestiman el cerebro humano, manteniendo oprimidas a las personas con menos recursos. ¿El problema es el sistema? ¡No! El sistema nos sacó del hoyo del 58% de pobreza en los años 90. La verdadera enfermedad de este país es el statu quo de una cofradía de delincuentes y socialistas.

Envidiosos

Cerraré filas en lo siguiente: todo socialista es envidioso. Repito, todo socialista es envidioso. Estas personas no soportan el éxito de los demás, no soportan que otros obtengan laureles gracias a su esfuerzo y dedicación. No hay nada más resentido que un socialista fracasado mentalmente. La envidia ha evolucionado a niveles alarmantes. El peruano no solo es envidioso; también es envidioso y dañino.

¿Qué significa esto? No solo se ahogan en su envidia, sino que también están dispuestos a invertir dinero, tiempo, esfuerzo y dedicación para destruir el éxito ajeno. Pongamos un ejemplo sencillo: Stefano Peschiera y su preciosa medalla de bronce para nuestro querido país. Todo peruano limitado mentalmente se ha atrevido a insultarlo, menospreciar su logro, menospreciarlo a él y el esfuerzo realizado. ¿Cuál ha sido el “argumento”? Que su familia tiene dinero. Esa es la mentalidad que ha mantenido a este país en el tercer mundo. Es hora de salir del tercer mundo.

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