¿En qué consiste exactamente la tesis de las 200 millas?

La célebre y revolucionaria tesis de las 200 millas de soberanía y jurisdicción sobre los recursos vivos (peces) y no vivos (minerales), que está consagrada en la Constitución de 1993 –también lo estuvo en la de 1979– y que fue recogida intacta en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, para nuestra mala suerte sigue siendo confundida –van 43 años–, con la errada idea de que contamos un mar territorial de 200 millas, que nunca ha existido y que jamás tuvimos, no habiendo siquiera un remoto hallazgo en la historia del Derecho del Mar ni en la literatura oficial del Estado peruano. La tesis pregonó el criterio socioeconómico sobre el mar y, por tanto, dejó atrás la concepción obsoleta de seguridad militar del pasado. Lo más que hubo en el pasado fue un mar territorial de solo 3 millas que era la distancia del tiro del cañón. La confusión se ha mantenido porque los gobiernos sucesivos, dominados por la desidia, no hicieron nada para corregir el error gravemente formulado en el currículo escolar y leyéndolo por generaciones en los textos escolares como Bruño, Venciendo y Escuela Nueva, creyéndose por largo tiempo que, en vista que la Convención del Mar menciona que las primeras 12 millas forman el denominado Mar Territorial –es solo uno de los espacios marinos de la Convemar y está pegado a la costa–, entonces nuestro sagrado Mar de Grau, va a ser reducido de 200 a 12 millas, cuando en realidad están aseguradas las 200 millas de soberanía y jurisdicción -repito- sobre los recursos vivos y no vivos y no sobre las aguas, pues existe la libertad de navegación como está establecido en el artículo 54 de nuestra Carta Magna. La tesis correcta asegura, entonces, que ninguna embarcación extranjera puede pescar ni un solo muy muy ni extraer una sola roca mineral que se hallen en las 200 millas, sin consentimiento del Perú. También se ha creído erradamente que somos propietarios de las aguas comparando el derecho de soberanía marítima con la soberanía que contamos en el continente, donde no pueden transitar ni los fantasmas, sin consentimiento del Perú. En otras palabras, el mar no se puede poseer como sí pasa con los espacios físicos en tierra firme. Finalmente, por la tesis de las 200 millas, que defendí abiertamente como canciller del Perú, nuestro país decide cuándo, cómo, cuánto y dónde se pesca o extrae minerales dentro las 200 millas. Concibamos la adhesión a la Convemar –van 168 Estados partes de 193 en el mundo–, como un asunto de Estado. Es una completa tragedia que no se haga nada para lograr la adhesión por creerla nada rentable políticamente y menos ahora que ha comenzado la campaña electoral. Que la confusión y la demagogia no se impongan. ¡Carácter para actuar como hombres y mujeres de Estado pensando en los intereses nacionales!.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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