¿En punto ciego?

Cada día que pasa vamos descubriendo con profundo desconcierto que, frente a un gobierno incompetente, lleno de ignorancia, prepotente, con pirañitas en todas las dependencias en donde la corrupción avanza sin tregua y sin pausa, que no cuenta con planes ni de corto y mediano plazo, menos de largo alcance, sin grandes inversiones, con el empleo en caída libre, la economía despedazándose y destruyéndose la actividad minera con movilizaciones extorsivas, con incesantes investigaciones fiscales por la suma permanente de delitos en la cúspide del poder político, entre muchas otras desgracias, la oposición no cuente con estrategias sólidas ni juegos tácticos para golpear los flancos débiles del Ejecutivo para debilitarlo fáctica y jurídicamente a fin de hacer viable o una suspensión o la vacancia presidencial.

Mirando los programas televisivos de oposición solo descubrimos reportajes y denuncias por hechos que configuran delitos imputados a los más altos funcionarios públicos, escuchamos análisis procesales y sustantivos sobre el contenido de las investigaciones fiscales, debates sobre el destino que tendrá en el Congreso tanto la denuncia constitucional interpuesta por la fiscal de la Nación como la denuncia por traición a la patria contra el presidente Castillo por ofrecerle a Bolivia una salida al mar cuando era candidato.

Mientras, los ‘niños’ en el Congreso siguen haciendo de las suyas, el Ejecutivo controla el quórum congresal para evitar suspensiones o vacancias sin que se muestren evidencias inocultables de las razones por las cuales los congresistas votan a favor de alguien que se esmera día a día en quebrar el marco de legalidad y frustrar los fines del Derecho, de modo que, sintiéndose impune ante las denuncias fiscales que paralizará, según sus cálculos, en un Congreso maniatado, el Presidente y su peculiar primer ministro han pasado a la ofensiva para pasearse por todo el Perú en plan de victimización alegando que el Congreso no les deja gobernar porque ellos son producto del pueblo como si los peruanos de oposición no pertenezcamos a un pueblo que está siendo fragmentado en bloques de odio y resentimiento, en cuya virtud que no nos sorprenda que el apoyo popular crezca a favor de este corrupto régimen.

La población ha salido a las calles exigiendo la salida del presidente Castillo del poder y, con él, a sus marionetas que fungen de ministros, en una marcha multitudinaria a la cual el Ejecutivo le respondió con una advertencia represiva que puede crecer.

Sabemos que los trámites en el Congreso son engorrosos y toman su tiempo, pero no vemos acciones concretas para agilizarlos a sabiendas que cuanto más tiempo pase, más consolidado estará el régimen en el poder.

Una muestra: la desastrosa defensa jurídica del procurador asignado a la defensa de la acusación contra el Presidente por delito de traición a la patria, hecha ante el Tribunal Constitucional. ¿Quién votará a favor en el Congreso con esa defensa públicamente despedazada?

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