En bata y en pantuflas
Era una noche normal en el Congreso, en la que se desarrollaba una sesión plenaria –como sabemos la agenda se conoce con antelación y los congresistas se basan en ésta para preparar sus intervenciones– cuando de pronto a eso de las 6:30 de la tarde, una congresista del partido Unión por el Perú llegó a mi oficina y me preguntó si el proyecto de ley relacionado con la familia se iba a discutir. Luego de revisar la agenda, le dije que el tema no estaba previsto, pero como usted sabe, le dije, un proyecto si cuenta con los requisitos, puede ser incluido por el presidente.
“¿Puede usted preguntarle al presidente si tiene la intención de ponerlo al debate? Es que no me siento bien de salud y quisiera retirarme”, me dijo.
Cumplí con hacer la pregunta y la respuesta fue que no, se lo dije a la congresista y se retiró. Sin embargo, luego me llamó por teléfono, para lo mismo y volví a preguntar y la respuesta fue que no. Pasó una hora más y la congresista se me acercó en el hemiciclo y me dijo: me han dicho que sí se va a discutir el proyecto, pero usted me ha dicho que no, ¿a quién le creo?; congresista, le he dicho lo que oficialmente me han informado. Bueno, me dijo, le voy a creer a usted, así que me retiro porque me siento muy mal de salud, me repitió.
Cuál sería mi sorpresa que como a las dos horas escucho al relator leer la sumilla del famoso proyecto de ley, y me dije: “¿y ahora la congresista qué va a pensar de mí?”
Pero mi sorpresa fue mayor, cuando transcurrido treinta minutos y, en plena discusión del proyecto, entra la congresista al hemiciclo cual huracán desatado, en bata y en pantuflas, y pide a gritos e indignada, el uso de la palabra.
El presidente se la otorga y en su alocución narró nuestros diálogos y dijo que yo era un mentiroso. No contenta con ello, fue a mi oficina y me repitió lo mismo. Yo la entendí, pero más que escucharla sinceramente les digo que me dediqué a observarla y me dije: “mis respetos por esta señora, porque venir en bata y en pantuflas a defender lo que cree es para quitarse el sombrero”. Pasado el incidente continuamos siendo amigos. Ella ahora descansa en paz.
JOSE CEVASCO
Puedes encontrar más contenido como este siguiéndonos en nuestras redes sociales de Facebook y Twitter.