Empobrecimiento y zonas liberadas

A lo largo de muchas de nuestras columnas pasadas hemos venido analizando el discurrir estratégico de los violentistas, estableciendo los paralelos inequívocos con el accionar de Sendero Luminoso en la peor época del terrorismo, pero, haciendo la atingencia que los pobladores que, a punta de propaganda unidireccional a través de radios, televisoras y medios de prensa locales, salen a protestar creyendo las falacias inventadas por los activistas del terror sobre la legalidad de la vacancia de Castillo y la constitucionalidad de Dina Boluarte, para introducir como un torpedo mortal los temas de adelanto de elecciones y convocatoria a una asamblea constituyente, terminan, por el fenómeno de la absorción de su conciencia individual por la conciencia colectiva o de masa, formando parte de la turba irracional conducida por los agentes terroristas para matar, destruir bienes públicos y privados, generar terror y causar zozobra en la población y eliminar la presencia del Estado en las ciudades atacadas.

Cuando Sendero expulsaba a los agentes del Estado de algunas zonas geográficas del interior del país, automáticamente las declaraba como zonas liberadas, imponiendo sus reglas con sus comisarios políticos, militares, de seguridad, de producción, entre otros, con las cuales desaparecía cualquier libertad individual y cualquier comportamiento prohibido se sancionaba con la muerte. En temas económicos imponían la producción básica de autosostenimiento.

Con la toma de carreteras, destrucción de campamentos mineros, arrasamiento de la actividad agroindustrial y la agroexportación, con los ataques destructivos de aeropuertos, entre otros, están haciendo colapsar la actividad económica del Estado porque sin inversión pública ni privada la economía no crece y con la parálisis provocada la economía decrece generando una desabastecimiento peligrosamente integral, incremento de precios en los productos básicos y la eliminación de puestos de trabajo con lo cual la gente no tendrá dinero ni podrá adquirir bienes y servicios a precios fuera de su alcance.

Los violentistas están avanzando de manera organizada y muy rápidamente por ese trayecto y pronto las consecuencias serán asumidas por las poblaciones de Madre de Dios, Puno, Apurímac, Cusco y Arequipa en un primer momento.

Sin embargo, nadie se ha percatado que los ataques también han sido enfilados contra las comisarías locales y las sedes del Ministerio Público, Poder Judicial y otras entidades estatales, con cuyos actos van eliminando la presencia estatal en esas zonas y ciudades para facilitarle a la minoría terrorista, imponer su voluntad sobre las poblaciones respectivas bajo amenaza de agresión o destrucción del patrimonio de los opositores. El incendio es su método más eficaz y sobre la agresión física ya nadie les pone freno.

En este escenario que les favorece, donde ya no existe Estado de Derecho porque los agentes estatales para garantizar el orden público no están, impulsan los pedidos de inmediatas elecciones y convocatoria a una constituyente.

El plan para convertirnos en un país narcochavista les está saliendo a pedir de boca.

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