Empezó la revolución del Perú profundo: la minería ancestral empieza a tomar carreteras
En estos días, siete zonas de Costa y Sierra del Perú, como la provincia de Pataz, tienen tomadas sus carreteras. Aunque el gobierno moviliza soldados y policías, no tiene probabilidad de éxito, principalmente porque la Fuerza Armada está en traición a la patria, calificativo periodístico público que no han podido desmentir. Si no hay un buen ejército en el país, es imposible que nada bueno ni respetable exista en dicho país.
La gran minería ya no hace la fundición y la refinación en el país. Como concentrados de cobre, salen al exterior como cobre, no solo oro y plata, sino todos los minerales de la tabla de Mendeléiev. Refinados en China, Japón, Estados Unidos y Bélgica, le reconocen al Perú solamente lo que corresponde al cobre. Del resto de los minerales, que más que duplican el cobre, simplemente las mineras se adueñan. Aparte del cobre de Toquepala, que sí se refina en el país, el resto —7 millones de toneladas de concentrados que anualmente se exportan de Bolivia y sur del Perú por Matarani y otra igual cantidad de los otros puertos del Perú— exceden la capacidad de refinación de nuestro país.
Si los mismos mineros ancestrales ya están en acción, como se dice vulgarmente, en el campo de batalla, el etnocacerismo tiene que pasar de las entrevistas y discursos a la acción para asegurar el éxito de la revolución. Es decir, sumarse a la vanguardia de los mineros ancestrales o populares.
La victoria de esta revolución consiste en que el partido ANTAURO debe obligar al gobierno constitucional de Boluarte a ejecutar inmediatamente los más de $8,500 millones que, según la SUNAT, nos adeudan las principales transnacionales; cancelar la deuda externa; dar liquidez a Petroperú; prohibirse la exportación de concentrados; y prohibir más concesiones extranjeras. Con este dinero, sobra para realizar la revolución científica y tecnológica de nuestro país.
El Perú profundo tiene que convertirse en potencia mundial, por lo que la producción minera debe supeditarse a este objetivo nacional. Eliminación de la venta a la loca de los minerales. Por tiempo mínimo necesario, la minería de oro, plata, cobre y litio debe ser monopolio del Estado. A los pequeños mineros y ancestrales, el Estado debe comprarles al precio internacional, con un premio del 5 %, y deducirles el 30 % para su formalización.
El etnonacionalismo debe asumir el poder, encabezando la revolución del restablecimiento incaico que está empezando: ama qhilla, ama sua y ama llulla. Obligaciones de acero.
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