Elecciones 2026: una locura electoral
Probablemente, solo un porcentaje mínimo de la población electoral sepa que hay 41 partidos inscritos para participar en los comicios del 2026. Tampoco, que pueden ser más. Con ese guarismo, haremos, una vez más, un papelón mundial que se sumará a los ya conocidos. Perú se convirtió en un país errático. La mano del ‘Lagarto Vizcarra’ está detrás de este desmadre electoral.
En el 2018, vía un tramposo referéndum, producto de un golpe de Estado que cerró el Congreso, se modificó la ley electoral, creando las ‘Paso’ (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias). Pero el Congreso posterior no reglamentó su complicado funcionamiento. No se efectuaron en las elecciones del 2021, del 2022, ni regirán para el 2026. Actualmente, para inscribir un partido se requieren 25 mil afiliados —una puerta abierta para que haya más agrupaciones aún— y 531 mil adherentes (3 % de la votación anterior); por una gaseosa, cualquier novelero estampa su firma. Un desastre.
Los partidos son fiscalizados por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). El trabajo de ir revisando locales, militantes, programas, etc., en todo el país es realmente gigantesco. Difícil que sea 100 % efectivo. Ya conocimos organizaciones que mostraron su local partidario en una provincia y, a la semana, este corresponde a un restaurante o fotocopiadora. Para viveza criolla, los peruanos.
Agrupaciones de credo violentista no pueden inscribirse. Sin embargo, no fue el JNE anterior, presidido por el cuestionado vocal supremo Jorge Salas Arenas, quien le bloqueó el paso al partido A.N.T.A.U.R.O. del atrabiliario Antauro Humala, quien quiere fusilar a medio mundo, sino la Fiscalía y luego la Corte Suprema, porque dicho grupo ‘promueve y justifica atentados contra la vida e integridad’. No es un ‘bye, bye’ Antauro, pues puede presentarse al Congreso con otro partido y colocar un buen número de parlamentarios. Esa será su apuesta, seguramente.
Pero no es el único salvaje electoral. Voces del Pueblo, partido del congresista Guillermo Bermejo, con juicio por terrorismo, está inscrito y no cuestionado.
De momento, la cédula electoral tendrá dos páginas. Un agobio para manejarla y elegir entre 5,330 candidatos a diputados y 2,460 al Senado. Agárrate, Catalina. Con tanto gentío, se estima que los candidatos que pasen a la segunda vuelta lo harán con un bajo porcentaje. Ergo, el Congreso estará totalmente fragmentado, peor que el actual. Además, una vez en funciones, un juego de las sillas perverso propicia el incremento de bancadas. La información sobre las propuestas será también sumamente dispersa. Identificar 41 idearios requiere de tiempo y, sobre todo, interés. El voto no será informado. La campaña electoral será un pandemonio.
¿Qué hicimos para merecer esto? Consentir el golpe de Estado del Lagarto Vizcarra.
El 16 de junio se vence el plazo para inscribir las alianzas electorales, necesarias en medio de este diluvio de candidaturas. No aparece ninguna aún, al parecer todos se sienten muy seguros de ser cabeza de ratón.
Cada vez más, a los peruanos les llega altamente la política y las elecciones. El próximo presidente será una incógnita. Si los partidos con historia y conocidos no llevan a sus líderes ‘naturales’ —Keiko, Lourdes Flores, y el APRA, AP— o a personas conocidas, se arriesgan a desaparecer. Hay más en estos comicios rocambolescos que se vienen. El ‘Lagarto’ pretende ser candidato pese a estar inhabilitado. Delirante.
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