El yihad amenaza Europa
Los últimos sucesos ocurridos en París por la muerte de un joven musulmán a causa de un balazo disparado por un policía cuando la víctima se negó a obedecer sus órdenes, han desatado una cadena de disturbios que superan todos los anteriores.
El Presidente Macron ha tenido que ordenar el despliegue de 48,000 policías en el territorio de Francia para contener el impulso de masas islámicas enfurecidas que no respetan nada, ni menos al país en que muchos nacieron y del que teóricamente son ciudadanos.
En realidad esas multitudes destructoras dicen ser francesas pero desprecian al país en el que viven, excepto para exigirle ayuda económica y destrozar su cultura y símbolos nacionales.
Eso se vio claramente en un video cuando un profesor en una clase les preguntó que nacionalidad tenían y los alumnos respondieron que eran ciudadanos franceses, pero se abstuvieran de contestar si efectivamente lo sentían así en su fueron interno. En realidad son parte de una quinta columna que ha crecido exponencialmente en los últimos sesenta años desde que Francia renunció a su imperio colonial, pero ofreció facilidades a los habitantes de los países liberados para que se trasladen a la antigua metrópoli con la idea de estudiar o trabajar y prosperar en ese empeño.
En medio de estos disturbios surgieron agitadores musulmanes quienes hablando en árabe atacaron a Francia como Estado y como Nación que solo expresaba una cultura decadente digna de ser destruida en sus cimientos.
Ese mensaje de muerte se evidenció en frases como la toma de París y hasta de Roma, con el objeto de que esos focos de corrupción fueran demolidos y cubiertos de polvo por los modernos conquistadores del islam. Y tal escenario se sigue repitiendo cuando jóvenes magrebíes asaltaron monumentos parisinos exhibiendo banderas verdes que simbolizan la cultura árabe islámica. No cabe duda que todas estas acciones significan una declaratoria de guerra contra la República Francesa que acogió a sus padres.
¿Qué podemos sacar en limpio de todos estos sucesos? Una muy clara y simple, que la política multicultural de la Unión Europea con su mensaje de unidad dentro de la diversidad hace agua por todas partes. Hoy es Francia, mañana puede ser Italia tal como ya lo han anunciado, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica, Holanda y hasta el pequeño Luxemburgo, después los Balcanes y Escandinavia. Rusia por cierto cuenta con importantes minorías islámicas, entre ellas Chechenia que protagonizó una cruel rebelión contra el régimen de Moscú después de la caída del comunismo. Nadie quedará liberado de este artero ataque y hasta América Latina es cortejada por el régimen islámico de Irán para sumarse al ataque contra Occidente.
¿Cabe permanecer impasible frente a semejante ataque masivo? En estos cruciales momentos la respuesta está en manos de Francia que dispone de todos los recursos materiales, económicos, financieros, tecnológicos y las fuerzas del orden suficientes para aplastar la anarquía. Es una cuestión de voluntad y decisión. ¿La tiene Macron? He ahí la gran pregunta, porque si no toma medidas inmediatas para derrotar a la subversión, él será su primera víctima. ¿Y el Perú? Sin duda afrontamos igual desafío el próximo 19 de julio, que el gobierno de Boluarte/Otárola deberá enfrentar con enérgica decisión para no correr la suerte de un gobierno fallido.
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