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El viaje de Elmer Ccasani

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Fecha Publicación: 08/11/2019 - 20:40
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Imaginemos que uno llega a conocerse y aceptarse a sí mismo y, por lo tanto, identificar cuál es el camino que se debe transitar para llegar a ese abstracto, subjetivo y vaporoso fin: ser feliz.

Entiendo así la historia de Elmer Ccasani, el protagonista de Cementerio de barcos (Planeta, 2019) de Ulises Gutiérrez Llantoy. Sin duda, una de las mejores novelas de este año. Lo que mueve la historia es conocer qué le pasó a Ccasani después de que dejó sus estudios de ingeniería en la UNI. Para esto, Gutiérrez Llantoy idea un retablo narrativo. Así, su inteligencia y curiosidad es descrita por una profesora italiana; su valentía y habilidad, por un sacerdote español. Cuando vivía en Zarumilla, en calles temidas, un vecino narrará algunas de las peculiaridades de Ccasani.

Los músicos: Perros del Amanecer, y el grupo poético, Los Palíndromos, también nutren su historia. Ulises Gutiérrez se luce aquí, manipula tonos de voz, muletillas y modismos. Un impresionante despliegue de narradores y tiempos.

El testimonio de un excompañero de clases de la UNI, con quien estudió en los noventa es la voz que narra, a través de un diálogo, en toda la novela. Su interés por saber qué pasó con Elmer Ccasani, me lleva a pensar que esta historia no es solo un retrato de una Lima agresiva o sobre la amistad, sino sobre qué es ser feliz, por otro. Esto último se construye con paciencia de ebanista.

El excompañero de clase, mientras narra cómo conoció y lo que compartió con Ccasani, también nos permite conocerlo. Es ya un ingeniero establecido, que vive en Europa, con un piso en Madrid y un sueldo suficiente como para viajar adonde le dé la gana. Es no solo un sobreviviente de las crisis peruanas de los finales de los ochenta y de la década del noventa, es un hombre de éxito. Pero descubrir el destino de Ccasani, sus elecciones de vida, lo cuestionan, lo inspiran a cambiar de rumba, a buscar ser feliz.