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El triunvirato del mal gobierno

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Fecha Publicación: 22/09/2024 - 22:10
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Mientras el país literalmente se incendia sin una reacción rápida del Gobierno, queda claro que la agenda social del Perú debe tener un fuerte componente verde y ambiental ante los desafíos de estos tiempos. Al mismo tiempo, constatamos que la “sobrevivencia cruzada” entre el Ejecutivo y el Parlamento viene evolucionando en un triunvirato del mal gobierno, compuesto por la presidenta Boluarte, César Acuña y Keiko Fujimori. Digo esto a propósito de la reciente votación en el Parlamento respecto al viaje denegado a Boluarte. En esa votación, se dejó claro que las pequeñas bancadas están tomando el control de las decisiones en el Congreso, lo cual es también muy peligroso. Sin embargo, Fuerza Popular y Alianza Para el Progreso se mantienen inconmovibles al lado de la presidenta, lo que naturalmente deja al descubierto su acuerdo de “gobernabilidad”, bastante interesado, a decir verdad.
Se ha conocido, por la prensa, que César Acuña tiene a 16 militantes de su partido en altos cargos del Ejecutivo. El embajador de España que acaba de asumir es un hombre suyo, el acañista de larga data Ibérico; el ministro de Salud -el peor de este Gabinete- también lo es, entre otros puestos. Y el fujimorismo parece poner sus votos -nada menos que 24- sobre la mesa para, por ahora, sumar fuerzas y trabar una eventual vacancia, además de cualquier intento de censura a alguien importante para el régimen. ¿Qué duda cabe de que el ministro del Interior debe ser cesado de sus funciones? ¿Por qué los parlamentarios naranjas son tan indulgentes con los varios ministros desastrosos de esta administración? Fuentes comentan que Fuerza Popular tiene gran influencia sobre un par de carteras ministeriales. Es verdad que el cerronismo parece estar empoderado en el tema energético/PetroPerú y en la no captura de su líder, pero esto parece estar relacionado con un vestigio de viejos acuerdos con Boluarte, o quizá con información que el prófugo exgobernador regional posee sobre ella. En cambio, lo de APP y FP parece más bien un entendimiento para el futuro y una cómoda convivencia. Mientras tanto, los intereses del pueblo quedan de lado y crece el rechazo de los sectores populares hacia la clase política, lo cual podría terminar identificándose con la democracia misma y ser peligroso en 2026, una fecha en la que los populismos no democráticos podrían estar a la orden del día.
Queda en manos de los partidos fuera del Parlamento y de la sociedad civil organizar una auténtica “oposición social”, es decir, que seamos más duros y específicos con la crítica y el señalamiento de la incompetencia en los distintos sectores del Estado.
Aprovecho para comentar algo que he venido sosteniendo en diferentes comités del PAP: la propuesta de un exparlamentario de una “reconciliación nacional” a partir del fallecimiento del expresidente Alberto Fujimori es una declaración bastante forzada, que no parece interesar sinceramente ni a los propios fujimoristas. No es la manera de enfrentar los fenómenos “antis”. La reconciliación que debe propiciar el APRA es con el pueblo, con los sectores menos favorecidos, y no con cúpulas políticas que participan con Boluarte en la mala administración del poder. Creo que este es el sentimiento de las bases mayoritarias del APRA. Impulsar que el centro del debate sea la agenda social y los problemas de la gente es la mejor manera de superar la herencia antidemocrática de Alberto Fujimori y del odio que los marxistas han querido instalar en la agenda nacional.
Reuniones de políticos alejados del sentir popular solo serán una pose, y apenas podrían significar un leve aprovechamiento personal y fotográfico de algunos.

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