El silencio no dura para siempre
Las experiencias de los seres humanos se anidan en el mundo interior como una marca indeleble, susceptibles de ser comunicadas a otras personas sí las personas lo deciden así. Por lo general las buenas experiencias son más transparentes que las negativas por la trascendencia de las mismas.
Esta afirmación la observamos desde que la persona es un niño hasta llegar adulto, comentan siempre que en la escuela obtuvieron una buena nota, fue promovido de año, designado como delegado de aula, es amiguero, su equipo fue felicitado por haber ganado un partido de fútbol. En la universidad se destaca por su buena dicción y argumentación a la hora de hablar, en el trabajo solidario con sus compañeros y en el hogar buen esposo o esposa y amigo de los hijos, comprensivos con la familia, casi siempre son personas extrovertidas, claras, transparentes, no guardan silencio para decir las cosas, salvo que sean de la esfera personal.
Existe otra clase de personas que son introvertidas, recelosas, desconfiadas, misteriosas, trágicas, que nunca hablan con nadie y si lo hacen son con personas contadas con los dedos de la mano, no inspiran confianza sino todo lo contrario, las experiencias gratificantes o no las guardan para sí mismos. En la escuela no prestan sus tareas para que sus compañeros se pongan al día, nunca participa en los trabajos de grupo por lo general los hacen solos, en la universidad son seres solitarios, escogen a la pareja con el mismo perfil, existiendo poca comunicación con los hijos y familiares, su silencio dura mucho tiempo hasta que llegue el punto de quiebre.
He conocido muchos casos de personas y testigos que han perpetrado hechos delictuosos y han sido testigos de los mismos; sin embargo, por no verse comprometidos en los mismos no hablan absolutamente nada, empero algunas veces las reservas morales se movilizan y llegan a buen término aceptando su responsabilidad o algunas veces la declaración de un testigo presencial que después de su declaración ha sido confrontado con el responsable y no le ha quedado más remedio que asumir su responsabilidad.
Hablando sobre el silencio no dura para siempre, recuerdo el caso de una persona que había atropellado a un peatón en la vía pública y en lugar de trasladarlo a un hospital lo conduce al sur y lo entierra para ocultar su responsabilidad, resultado de cuentas que esa persona no podía dormir, la imagen de la persona que accidentó se le presentaba en su mente hasta que decidió llamar a su abogado contándole lo sucedido y este lo aconsejó con buen criterio que tenía que afrontar los hechos cometidos y lo acompañó a la comisaría y se desplazaron con el juez de turno en ese entonces al lugar de los hechos donde se encontraba el occiso enterrado y su situación se complicó porque aparte de haber sido procesado por delito de homicidio culposo también lo comprendieron por exposición y abandono de personas en peligro, fue sentenciado, pagó la reparación civil a los deudos y con el tiempo fue rehabilitado.
El siguiente caso es de una testigo que presenció el incendio de la casa de la esposa del autor y por no comprometerse en nada guardó silencio por muchos años hasta que su conciencia perturbada se enfermó del sistema nervioso al punto que llegó al hospital y en un acto de sinceridad se quebró y comenzó a llorar y dijo que no podía de dejar sindicar al autor del hecho donde había fallecido su amiga, inmediatamente se llamó a la autoridad competente, el responsable fue sentenciado y condenado a cadena perpetua, la testigo se sintió mejor de salud al romper su silencio y en la actualidad vive con su familia.
El silencio no dura para siempre salvo que seas un psicópata que no amas a nadie.