El silencio del mudo

El periodismo debe ser honesto; informa a los lectores con veracidad y trasparencia sobre hechos y actos reales. El periodista cumple con ofrecer a la sociedad informaciones con objetividad desligándose de sus sentimientos o afinidad respecto a otro individuo o entidad objeto del asunto o problema materia de la información. Desde el momento en que escribe esta ajeno a toda parcialidad. Expone los hechos o actos, así como su opinión, dirigida a mejorar y/o solucionar las preocupaciones sociales que afectan al país.

Hace uso de su derecho constitucional de libertad de expresión e informar, mediante medios informativos escritos, radiales y televisivos, sin condicionamientos ni temores a “personalidades” y/o entidades públicas o privadas que son objeto de informaciones. El periodista desde su formación y/con experiencia profesional asume el principio ético del respeto a la verdad.

Empero, muchas personas naturales o jurídicas, de derecho público o privado, que realizan hechos no positivos ni honestos, consideran que debe silenciarse a los periodistas que en medios de comunicación social informan a la sociedad de los hechos que realizan “esas personalidades” del mundo social, económico y/o político. La reacción de esos “actores” es que el periodismo objetivo y veraz debe silenciarse y no ocultan su “deseo” de volver mudos a los periodistas.

En las últimas décadas nuestro país esta azotado por la corrupción hecha pública porque políticos gobernantes que desde sus altos cargos en poderes del Estado han convenido con corruptores de la actividad (empresas) privadas para “enriquecerse” ilícitamente. Pero no obstante a los escándalos inocultables que son materia de procesamiento en el Ministerio Público y el Poder Judicial, cuando se suponía que los recientes electos para el último periodo “electoral” se alejarían del camino deshonesto, han evidenciado que no. En efecto, del último “mal menor” hay investigados y procesados penalmente.

Pero también se ha conocido que hay parlamentarios que han adoptado nuevas “fórmulas” de ilicitud: han producido “mordeduras” a las remuneraciones de los trabajadores que les son dependientes jerárquicamente.

Pero, coincidentemente a las respectivas investigaciones, en el seno del Congreso desean “aprobar una Ley” para, modificando los Códigos Penal y Civil relativos a los delitos de difamación y calumnia e indemnizaciones, respectivamente, proyectan acciones destinadas a evitar y/o eludir que el periodismo se ocupe de informar al público de actos negativos de autoridades de los poderes del Estado.
¡Su objetivo no solamente es silenciar al periodismo, sino enmudecerlo!

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