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El significado de la caída del Muro de Berlín

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Fecha Publicación: 08/11/2024 - 21:10
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Un día como hoy, el 9 de noviembre de 1989, se produjo la caída del Muro de Berlín —hace 35 años—, una arbitraria construcción que pervivió 28 años (1961-1989), símbolo de las pugnas del entonces mundo bipolar, empaquetado en lo que las relaciones internacionales han denominado la etapa de la Guerra Fría. La división del territorio germano en dos Alemanias (una comunista y la otra capitalista), aunque no fue el único espacio del planeta que sufrió el impacto de las ideologías que imperaban en esa época, marcó a la referida Guerra Fría en pleno corazón de una Europa que comenzaba a levantarse de los estragos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Sus protagonistas fueron Estados Unidos de América y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas —URSS, y a la sazón, el final de dicho período quedó sellado con la caída del muro alemán la noche de aquel día, ya inscrito en la historia universal. Mijaíl Gorbachov, el último presidente de la Unión Soviética, desde que llegó al poder en 1985, pregonando la perestroika (reforma) y el glasnost (transparencia), fue el artífice del desenlace histórico que comentamos; sin embargo, y con frecuencia se olvida referir en las clases de relaciones internacionales o de política internacional, el factor Richard Nixon —presidente estadounidense (1969-1974)—, que fue el antecedente incuestionable del final de la Guerra Fría y del comunismo, luego de que, por su viaje a Pekín para reunirse con Mao Tsé Tung, en 1972, consiguió dividir geopolíticamente Asia, que seguía bajo el predominio soviético, haciendo enroque corto gracias a la genialidad de su asesor de defensa y luego secretario de Estado, Henry Kissinger, creándose las condiciones para debilitar a Moscú, ingresando a China en el Consejo de Seguridad y, en los años siguientes, ya en los ochenta, precipitando el final del comunismo. De allí que el marxismo, que fue impuesto en muchos países de Europa del Este —nunca demostró su eficacia— entraba en franco proceso de agonía y hasta Deng Xiaoping (1978-1997), máximo líder de China que sucedió a Mao, lo abandonó por el capitalismo económico que, sin discusión, terminó empoderando al gigante asiático como un serio candidato para emerger —aunque con la posibilidad de que lo sea más adelante, pues por ahora no están interesados en intervenir en las guerras que se vienen imponiendo en el mundo (la de Europa del Este y la del Medio Oriente)—, como la nueva superpotencia planetaria. En ese momento, la coyuntura facilitó para que Washington se alzara como el único y mayor hegemón del mundo, dando inicio a la unipolaridad que duraría hasta el 2001, en que se produjo el atentado terrorista de Al Qaeda a las Torres Gemelas, en Nueva York, y la aparición del mundo unimultipolar, en el que Estados Unidos sigue resistiéndose a dar paso al globo solamente multipolar. La caída del muro, finalmente, consolidó a Helmut Kohl (1930-2017), canciller de la Alemania reunificada (1982-1998), que legó para la nación teutona liderazgo y la inminencia de un mayor poder en Europa, lo que mantiene hasta ahora, aunque en su momento —también en los ochenta— no fuera del completo gusto del entonces presidente de Francia, François Mitterrand (1982-1995), y de la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher (1979-1990), debido a sus inocultables rivalidades por la hegemonía en el Viejo Continente.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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