El sentido común de San Francisco de Asís
Cuando alguien se refiere a un santo inmediatamente muchos lectores se imaginan que se va a rememorar a un tema vinculado con la religión. Pues no siempre es así porque el título de esta CONTUNDENTE REALIDAD lleva el nombre de un santo y se refiere a un consejo de San Francisco de Asís que calza a los políticos peruanos como si fuera un guante.
San Francisco dijo a los humanos: “Comienza haciendo lo que sea necesario; luego haz lo que sea posible y de repente estarás haciendo lo imposible”. Si los políticos siguieran este consejo el mundo fuera cada vez mejor, porque tratar de hacer las cosas perfectas en un mundo imperfecto es más difícil que meter una caja grande dentro de una chica.
Fue este consejo el que ha permitido que los esfuerzos de los hombres hagan que en este mundo exista cada día más recursos que permitan lograr que haya cada día más justicia social. La intangible justicia social se apoya en la tangible creación de la riqueza. Quien cree que la justicia social no corre paralela a la creación de la riqueza no hace más que atentar contra la primera.
Los adelantos tangibles e intangibles que hoy existen fueron logrados por personas que, en su afán de hacer lo necesario, han logrado hacer lo posible.
A pesar de que lo necesario es que el Congreso y Poder Ejecutivo se pongan de acuerdo, existe el inconveniente de que el premier puede adquirir compromisos en nombre del Ejecutivo; sin embargo, nadie puede dar una orden a los congresistas porque el artículo 93° de la Constitución dice a la letra: “LOS CONGRESISTAS REPRESENTAN A LA NACIÓN. NO ESTÁN SUJETOS A MANDATO IMPERATIVO NI A INTERPELACIÓN.”
El mencionado artículo constitucional hace imposible que exista alguien que pueda garantizar el sentido de una decisión del Congreso; sin embargo, el Presidente, con la autorización del premier, sí puede garantizar que se va a dictar un decreto ley.
El comunismo es perfecto, razón por la que no funciona en un mundo imperfecto como el nuestro; sin embargo, la ECONOMÍA DE MERCADO no es perfecta, por ello, adecuándola constantemente, puede acomodarse para que funcione en un mundo imperfeto como el nuestro.
Lo antes mencionado es la razón por la que es más fácil sostener la “bondad” del comunismo cuando en el fondo su inaplicabilidad en un mundo imperfecto como el nuestro genera atroces dictaduras.
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