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El rol privado en la formación de políticos

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Fecha Publicación: 07/02/2025 - 22:40
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Alguna vez me han preguntado qué se podría hacer para que nuestro Congreso sea mejor. La respuesta a esa pregunta es amplia, ya que básicamente la opinión pública califica la conducta de los parlamentarios y del Congreso sobre la base de lo que ellos comunican. Sin embargo, esa comunicación, que es consciente e inconsciente, tiene su base en la formación política, pero además en la calidad de las personas que tienen la función de político.
Si queremos tener mejores políticos, lo que tenemos que hacer primero es formar mejores personas, ya que teniendo mejores personas tendremos mejores ciudadanos y, así, mejores líderes que puedan manejar las instituciones políticas que rijan los destinos del país. Ser una mejor persona, con valores buenos y sólidos, deviene de la calidad de quienes los forman, es decir, de los padres en el hogar y los profesores en las escuelas, lo que significa que una cosa es la educación en el hogar y la otra es el conocimiento académico que los profesores imparten en las aulas.
Muchos padres delegan la educación a los profesores, evadiendo sus responsabilidades, y muchos padres critican a los políticos por sus malos actos cuando ellos mismos hacen malos actos en el hogar, y los hijos simplemente los repiten. Los hijos crecen viendo lo malo como bueno y, cuando inician su andar por la vida, simplemente se convierten en alguien que hace cosas malas y, si les toca dirigir alguna institución, pues la historia se repetirá.
La formación ética, académica y política es fundamental desde el hogar y la escuela, pero ¿las instituciones privadas cumplen su rol para formar personas para que sean mejores políticos? Claro que las hay, pero quizás sus esfuerzos no se ven reflejados aún. Sin embargo, es necesario seguir alentándolas, pero dentro de una estrategia de largo plazo para que los resultados se puedan ver en el futuro.
Las reformas políticas ayudan a que los políticos tengan menor discrecionalidad en sus actos institucionales, pero ninguna reforma será eficaz si los políticos no las respetan y solo piensan en cómo encontrarles fugas para sus intereses personales.
Formar políticos no es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Lo que se necesita es encontrar personas con sensibilidad social y consistencia ética y académica, la cual solo conseguiremos si las instituciones privadas son conscientes de que su rol es fundamental para que el sistema democrático funcione mejor.

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