El remedio para los grandes errores es tomar las cosas con calma

En la vida se toman decisiones analizando los pros y los contras. Interviene una personalidad equilibrada; la impulsividad conduce a errores, no permite ser racional, sino emocional. Las emociones hay que dejarlas para otros escenarios; las decisiones son objetivas, tanto en el antes como en el después. Una mente prejuiciosa genera pensamientos a priori, sin tener la certeza y la convicción de ser realista, sino llevada por los errores, los pensamientos preconcebidos debido a diferentes factores: la educación, la religión, los aspectos sociales y culturales en los que la persona se ha desarrollado, que atan al ser humano y no permiten ser imparcial. Esto sucede en la administración de justicia, en la escuela, en los juicios de valor que se expresan en determinadas circunstancias, como los siguientes casos que voy a exponer a modo de comentario en forma constructiva y educativa.
No obstante, estamos viviendo en el siglo veintiuno. La sexualidad se ha desarrollado, y el concepto de virginidad ha cambiado al descubrirse sexualmente como pareja, sin crear sentimientos de culpa en las personas. Lo único que estos sentimientos producen es marginación en las parejas. Tiene marcada influencia el hogar, los padres, la educación y la religión, que establecen que las parejas deben ir castas al matrimonio. Es un tema de decisión, de formas de pensar y sentir, que se respeta dentro de la libertad sexual, y si existe consensualidad de la pareja, hay que admitirlo.
¿Podemos calificar como un error que las parejas tengan vida sexual antes del matrimonio? No, es un sentir de mutuo acuerdo. No podemos estar condicionados por una membrana himeneal que no se ha producido su rasgado para calificarlo como tal. Lo importante es el valor que se le da a la relación humana y cómo se desarrolla. Observamos, en ambos casos, que las decisiones de tener una vida sexual dentro del matrimonio o antes dependen de la pareja y se respeta. Vivimos en libertad siempre y cuando respetemos los derechos de la persona a tomar las mejores decisiones.
Muchas decisiones en la administración de justicia son fruto de los errores de interpretación porque la mente está premunida de errores, análisis y síntesis, sin la debida calma y serenidad. Este es el caso de un magistrado que fue destituido del cargo por el simple hecho de haberle entregado dos tarjetas a la madre de la agraviada por el Día de la Madre y su onomástico en el despacho judicial. Al absolver a un acusado y condenar a otro, la quejosa presentó su queja ante el órgano de control y, en ninguna instancia, ni en la Junta Nacional de Justicia, motivaron en qué consistía la parcialidad del juez al momento de expedir la resolución final. Cuando la acción ya había prescrito, lo calificaron como falta continuada. Sin embargo, al darse inicio al procedimiento administrativo nunca se calificó como una inconducta continuada. Confundieron que la agraviada era la quejosa y nunca fue así. La agraviada se presentó en el año 2015 al proceso judicial como mayor de edad; la madre no tenía ninguna injerencia en el proceso.
¿Qué sucedió en la mente de estas magistradas? Un tema de género. El noventa por ciento eran mujeres llenas de prejuicios, falta de objetividad, desconocimiento del derecho, falta de experiencia, que son los requisitos fundamentales con los que debe estar investido el magistrado. A pesar de que la defensa demostró en todas las instancias la falta de responsabilidad del magistrado, hicieron caso omiso. Cometieron un grave error por la ignorancia supina, sin tener la calma necesaria para tomar la decisión justa y con arreglo a derecho.
En el caso de la presidente de la Corte Superior de Justicia de Lima, en el caso de otras magistradas del Poder Judicial y del Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia, con pruebas evidentes, las suspende por seis meses a cada una, en lugar de destituirlas. ¿Qué pasó en estos casos? Se parcializaron por un tema de género. No cabe otra explicación. Incurrieron en un error al imponer una sanción diminuta por falta de calma y serenidad.

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