El regreso

Ir a la Pinacoteca Municipal Ignacio Merino por la inauguración de la exposición con obra del profesor Adolfo Winternitz tenía marcado un algo como viaje de regreso en el tiempo. Y lo había. La Pinacoteca cobijada en el antiguo Hospicio Rafael Manrique, plaza Francia, ambos con rescate y puesta en valor con el programa de Prolima, eran, por la obra y persona del profesor, motivo y tema de mi regreso a un espacio en que podía ventilar y organizar recuerdos con sesenta y tantos años guardados en la memoria. Recuerdos desde cuando hice Letras y Periodismo en los locales que la Universidad Católica tenía en plaza Francia. Adolfo Winternitz dirigía la Escuela de Artes Plásticas, donde estudiaron muchos muy buenos amigos, tenía sus talleres y aulas en el segundo piso sobre el portal del hospicio. Como vecino a la puerta de ingreso estaba El wantán. Café con esa atmósfera como de película en otro sitio que lo convertía en lugar perfecto para encuentro entre clases. Lo llevaban Máximo y Ramón quien luego tuvo un nuevo Wantán en el segundo patio de Letras, más tarde el restaurante en el campus de la Católica en Pando.

Fui a la inauguración sin saber que la obra del profesor, expuesta con la cooperación de la Embajada de Austria en Perú, es donación de sus herederos a la Pinacoteca, y pensando que podría encontrar antiguos amigos formados en la Escuela, hoy Facultad de Arte y Diseño, a quienes no veo hace mucho. Pero me tocó una cierta tristeza sin sonrisa al no encontrar a ninguno entre los asistentes. Ausencia que quedó atrás con los nuevos amigos que conocí. Sergei Tarnawiecki Barrio y su hijo; Teresa Llanque, de OSERA. Arquitectura y Consultoría; Roxana Ataurima, jefa del área de cromatología de Prolima; Giuliana Banaante, arquitecta con antiguo legado trujillano y como premio a Elena y Andrés Winternitz Pollak, dos de los cuatro hijos del maestro en su matrimonio con Hannah Pollak. Inesperado y perfecto fue el reencuentro con Moisés Quintana, curador de Historias de Arena, colectiva en cartelera del Museo de Sitio de Paracas. Hace rato lo tenía en mente sin recordar su nombre. Encontré un retrato suyo, parte de los que hace años le hice en su taller en Barranco, después compré dos piezas suyas en la galería de Anita Alarco en la plaza San Francisco, Barranco. Moisés, ha sido apoyo en los textos La pintura de Adolfo Winternitz y ADOLFO WINTERNITZ: El lenguaje figurativo de sus retratos. También fue cercano en la museografía creada para la obra de Winternitz por Juan Christiansen, funcionario de la Pinacoteca. Dispuso el material que en Retrato del abuelo, 1930, óleo sobre lienzo, trae el más antiguo fechado; el más reciente, 1986, está en el Retrato de Gudrun Mayer Ullman. Con los retratos, hay un paisaje, escenas de tema religioso y unas muestras tempranas de su manejo con abstracción. Es muy interesante la cabeza de Adolfo Winternitz en el bronce trabajo de Susana Cristina Polac.

Adolfo Winternitz Wurmser nació el 20 de octubre de 1906 en Viena, falleció en Lima, 17 de junio. 1993. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Viena. Su creación en pintura, escultura, vitral y mosaico ha sido expuesta, en Austria, Italia, España, Perú, Chile, Colombia, Argentina, Estados Unidos. Obra que le ha merecido recibir la Gran Cruz de Honor de Primera Clase por Ciencias y Artes, Austria; la Orden del Sol grado de Comendador, y las Palmas Magisteriales en grado de Amauta, del Perú.

La muestra va de martes a sábado hasta el 3 de junio. 10.00 a. m. a 6.00 p. m.

coresycalana@hotmail.com

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