El quinto jinete del apocalipsis
Anteayer fue un día de miércoles para el sinvergüenza Martín Vizcarra. El Poder Judicial ordenó que cumpla cinco meses de prisión preventiva, en el marco de las investigaciones “por presunto cohecho” alrededor de los casos “Lomas de Ilo” y “Hospital Regional de Moquegua”.
Y desde ayer jueves, la llamada cárcel de los expresidentes —conocida como Barbadillo— cobija a cinco inquilinos que han ocupado el Palacio de Gobierno. Un cambio de ambiente importante; pero, por encima de todo, impensado para estos sujetos que, en un momento dado, llegaron a la cúspide de poder para, posteriormente, caer en vacío a los mismísimos sótanos del infierno. Como de costumbre, este quinto inquilino del penal Barbadillo repitió el sonsonete de sus predecesores en este distinguidísimo círculo de maleantes de alto calibre: “Esta medida no trata de hacer justicia, sino de hacer política para satisfacer los deseos de la mafia que viene gobernando este país”.
Incluso Vizcarra, un político detestable, culpable de la muerte de más de doscientos veinte mil peruanos por negarse a comprar las pruebas adecuadas para detectar el COVID-19, adquiriendo las infames pruebas rápidas a precio de oro; como tampoco compró las camas UCI, las plantas de oxígeno, etc., mientras la gente fallecía en las puertas de los nosocomios estatales, entre otras razones, por estas y otras carencias; desgracia que duró tres años, en clara demostración del desdén por la vida de sus connacionales.
Pero Vizcarra no se limitaría a satisfacerse en aquel magnicidio que él mismo organizó. También contrató a un falso valor llamado Fernando Tuesta Soldevilla; un petulante, irreverente hablantín que presume de sabelotodo en materia electoral, responsable de esta infecta reforma de nuestro sistema de elecciones que ha dado lugar a que se presenten —hasta el momento— más de cuarenta postulantes a la presidencia del país, para participar en los comicios de abril de 2026; convirtiendo al sistema democrático peruano en un peligrosísimo mecanismo de autodestrucción para nuestro sistema democrático.
Igualmente ayer, Vizcarra evocaba tanto su vacancia ocurrida en 2020 como su expulsión del partido Perú Primero, aquella efímera organización partidaria que, sin pena ni gloria, él fundara conjuntamente con otro corrupto, perseguido por la justicia: Pedro Pablo Kuczynski. “Y ahora, en el colmo de la prepotencia, me meten preso (…)” lloriqueaba ayer.
Porque, según este sujeto, “la medida de prisión preventiva responde (en su caso) a intereses que buscan controlar las instituciones del país y limitar la acción de quienes, a su juicio, buscan cambios y modernización en la gestión pública.” A otro perro con ese hueso, oiga usted, Vizcarra. Usted no solo deberá ser procesado por corrupto, sino por esa carga de crueldad y sevicia que almacenan sus genes, fehacientemente demostrada en la maldad que transpiraba su gestión como gobernante durante la pandemia que azotó a nuestra nación; mientras sigilosa y cobardemente usted y su familia se vacunaban antes que el resto de los peruanos. ¡Confirmando que es usted un miserable de pies a cabeza!
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