“El que busque su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará”
Queridos hermanos, estamos ante el Domingo XIII del Tiempo Ordinario. ¿Qué dice la Palabra de Dios? La Primera Lectura es del libro de los Reyes donde Eliseo es acogido por un matrimonio que no tenía hijos. Le dieron comida, le ofrecieron una habitación, su casa; y Eliseo les dice: “El año que viene, por estas fechas, abrazarás a un hijo”. Esta Palabra es un signo de lo que significa nuestra vida estéril. Dios saca de nuestra esterilidad, Vida Eterna. Por eso presentemos nuestros brazos muertos, en medio de esta pandemia, pues Dios quiere sacar de nosotros Vida Eterna.
La Segunda Lectura es del Apóstol San Pablo a los Romanos, y nos dice: “Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva”. Por eso nos ofrece Jesús una vida nueva. “… creemos que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más”. ¿Qué está pasando hoy en esta pandemia? Estamos tocando el árbol de la Vida. El que toque el árbol de la Vida morirá. Hemos tocado la Ley Natural con el aborto, la eutanasia y la ideología de género. Pero Dios quiere salvar esta humanidad, te quiere salvar a ti. Como dice San Pablo: “Consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús”.
El Evangelio es de San Mateo: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí”. Y, ¿qué es amar padre y madre más que a Jesús? Es amar más los afectos, el mundo, el demonio y la carne; que no nos dan la felicidad. Dios nos está ofreciendo la libertad: amar a Dios por encima de todo. Amar a Dios por encima de la familia, de los hijos, del trabajo. Como vemos ahora todo es precario. Dice el evangelista: “El que busque su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará”. Hermanos, perdamos nuestro ser (el hombre de la carne), apoyémonos en lo que está firme, y Dios hará nacer en nosotros al hombre nuevo. Refiriéndose a los Apóstoles dice San Mateo: “El que os recibe a vosotros me recibe a mí”.
Dios nos está ofreciéndolo amarlo a Él sobre todas las cosas. Nuestros esfuerzos no conducen a nada, no nos hacen libres. La Palabra nos invita a apoyarnos totalmente en Jesucristo resucitado. Pongamos en práctica estas palabras. Leamos la Sagrada Escritura, escrutemos el Evangelio de cada día. Si hacemos esto tendremos Vida Eterna. Si nos buscamos a nosotros mismos en nuestro actuar, experimentamos la muerte, el pecado. Dios quiere que seamos dignos, que tengamos la misma naturaleza que la suya, que nos fue dada por medio del bautismo.
Que esta Palabra por ustedes escuchada y aceptada los lleve a la Vida Eterna.
La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con ustedes y con sus familias.