El profundo concepto de la incapacidad moral
La capacidad moral de una persona se mide por su nivel de actuación privada y pública, al discernir entre el bien y el mal, y escoger lo bueno. A mayor consistencia en hacer lo bueno se estará ante una persona con mayor capacidad moral.
Una nación doliente de tanta corrupción en la administración pública, ha reducido los actos de corrupción al aprovechamiento ilícito del poder con fines de enriquecimiento propio, y centrado su atención en la investigación y sanción de estos actos ilícitos.
Sin embargo, esto ha permitido que se permitan actos de profunda corrupción moral en la administración pública y en la propia vida de los partidos políticos de donde provienen las autoridades elegidas, y que estas adolezcan de la capacidad moral para guardar el celo del Orden Constitucional, y las garantías de los derechos de todos, por su incapacidad para reconocer los actos que transgreden la Constitución y las leyes, y que lesionan los derechos y la moral de la nación.
Perseguido el presidente Castillo por supuestos actos de corrupción, la oposición que ha promovido esta persecución, ha sido ciega, sorda y muda para ver los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad que se vienen cometiendo desde la presidencia interina de Martín Vizcarra a la fecha, en agravio de millones de peruanos.
La quiebra del Orden Constitucional por Decretos Supremos para imponer la ejecución de la Agenda de dominación extranjera ONU 2030, y la obstinación por seguir imponiendo una vacunación forzada, suspendida en todo el mundo civilizado en marzo 2022 por comprobarse su letalidad, con el sobre endeudamiento del pueblo peruano por miles de millones de dólares hasta su tercera generación, son actos que tipifican delitos de traición a la patria, con los agravantes de estarse cometiendo delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad para entregar el Perú al dominio del Nuevo Orden Mundial.
Pero como cualquiera que pretenda suceder al presidente Castillo continuará haciendo lo mismo, pareciera que juegan a ignorar estos crímenes de Estado y prefieran vacarlo por supuestos sobornos por obras y por haber prometido una salida al mal a Bolivia, revelando compartir poco discernimiento moral en su actuación pública.
El profundo concepto de la incapacidad moral de un gobernante se ve expuesto en actos como estos, que dejando de cautelar la constitucionalidad, legalidad y moralidad de los actos públicos, no solo han consentido estos crímenes de Estado, sino que se han hecho cómplices de estos, en tanto juegan el rol de catones.
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