El presidente Milei acierta invitando al papa Francisco a Argentina
En una reciente carta, a mi juicio, muy bien puesta, el presidente de la Nación Argentina, Javier Milei, al mes de asumir el mando del país, ha formalizado la invitación de Estado para que el papa Francisco, el primer sumo pontífice argentino y americano, visite el país que los vio nacer, en la oportunidad que las diplomacias vaticana y argentina, lo acuerden. Ha sido acertada la decisión del mandatario pues la figura del papa Francisco es respetada en los cinco continentes y teniendo el jefe de Estado un pasivo infeliz cuando candidato, en que insultó al Santo Padre, Milei con tino y audacia, quiere voltear la página en gesto de corrección y eso debe ser relievado. Francisco, apenas consiguió el ultraderechista la victoria electoral que lo encumbró como inquilino de la Casa Rosada por los próximos 4 años, le envió una comunicación de felicitaciones, a pesar de lo acontecido, y Milei está mostrando reflejos políticos muy finos con la cordial carta de invitación al Vicario de Cristo. Recordemos que Francisco se convirtió en papa luego de veintiún siglos de pontífices originarios de Europa –el último no europeo fue el sirio Gregorio III en 741–, y en los 10 años de transcurrido su pontificado no ha visitado Argentina, su país natal.
En efecto, no ha retornado desde que fuera ungido como Santo Padre, el 13 de marzo de 2013. Francisco, que es también el primer papa jesuita –nunca un miembro de la Compañía de Jesús, Orden fundada en 1534 por Íñigo López de Recalde, el célebre San Ignacio de Loyola, había llegado al solio pontificio–, ha venido hasta Sudamérica, visitando todos los países menos su tierra y Uruguay, los que podría hacerlo precisamente este año en el marco de una gira que ya comienza a tomar forma y en la que estaría incluido Brasil. Francisco, al convertirse en Vicario de Roma, gobernaba Cristina Fernández (2013), no era un secreto que sus relaciones con el gobierno –como arzobispo de Buenos Aires– venían de ser muy tensas. También lo fue con el de Ernesto Kirchner –el difunto esposo de Cristina– que lo llamó “líder espiritual de la oposición” y hasta dejó de asistir al tradicional Tedeum, cada 25 de mayo, día del primer aniversario de la Patria. Cuando llegó al poder Mauricio Macri, uno de los primeros actos que emprendió el gobernante de derecha fue visitarlo en el Vaticano, pero aun viéndose, nunca tuvieron química. A Francisco en el pasado lo habían tildado por su falta de señalamiento y denuncias de los abusos de la dictadura militar, plagada del conservadurismo argentino más radical, aun cuando fue considerado un moderado entre los prelados más conservadores y por la minoría “progresista” de su país. Lo último que había dicho Francisco antes de la pandemia fue: “tengo ganas de ir a la Argentina, pero lo veo un poco difícil para el 2020”. Conforme las reglas canónicas, si acaso no visita su país como papa activo, ya no podrá hacerlo como emérito, si decidiera seguir el mismo camino que Benedicto XVI que renunció en febrero de 2013. Será muy bueno para Argentina y para su pueblo, principalmente, que se encuentra en una etapa esencialmente resiliente, que Francisco pudiera volver en el transcurso de este año.
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