El Presidente en Piura
Edid Chumacero es una enfermera de Ayabaca, una de las provincias serranas de Piura, quien pese a las intensas lluvias, el agua torrentosa de las quebradas y los huaicos, acude a decenas de caseríos sorteando todas estas dificultades para llevar medicinas y atender a sus pacientes, la mayoría mujeres embarazadas y niños con enfermedades propias de esta época de verano.
No hemos visto esta historia narrada por alguno de los programas “estrella” de televisión; sin embargo, Edid es una tendencia en las redes sociales. No solo se difunde y “retuitea” su historia de mujer, trabajadora y ejemplar, sino que se muestran fotografías donde aparece con el agua más arriba de la cintura y se la felicita con afecto. Qué lejos están a veces los grupos mediáticos de los ciudadanos y sus intereses.
Mientras esto sucedía, el presidente Vizcarra y sus casi 50 invitados –entre ellos muchos congresistas– llegados a Europa en el avión del Gobierno, departían con el rey de España, Felipe VI, y su consorte Letizia, la realeza (entre ellos el Nobel Vargas Llosa) y los políticos palaciegos de la otrora llamada Madre Patria. Pero, ni una palabra de los desastres pluviales que vivía el norte, el sur ni la provincia de Lima…
Por supuesto que en el Perú y en Lima –sede del Virreinato más espléndido de España, hace menos de 200 años– al Presidente le llovían las críticas, era obvio. Sus asesores le aconsejaron que se defendiera diciendo que el viaje se programó hacía tres meses; pero los ciudadanos le encararon el viaje a Brasil, del que volvió cuando los fiscales “estrella” estaban en problemas, así no le quedó otra cosa que recular y volvió para volar a Piura, donde estuvo unas horas este viernes.
Hace tres meses, por supuesto que ya se sabía que los desastres pluviales estaban a la puerta tocando, porque sucede todos los años y cada vez con más intensidad; pero también, porque antes de viajar a Europa –el Presidente y su numerosa comitiva– en el sur ya se habían producido desgracias con muertos de por medio. Pero las cenas y los banquetes portugueses y españoles no podían esperar, ni los monarcas, ni el Nobel, ni la revista Hola.
A Piura, el Presidente llegó casi solo, la comitiva debió quedarse disfrutando de las tiendas de Serrano. Recorrió las Malingas, Chulucanas, Chato Chico y el distrito de Catacaos: “nos resulta hasta mordaz ver a las autoridades movilizarse por los diferentes puntos críticos del río; llenar sacos de arena, ordenar enrocar defensas, mirar planos y hasta darse tiempo para dialogar con los aterrados vecinos que no saben si correr o quedarse a resistir la inundación”, decía ayer en su editorial el diario El Tiempo de Piura.
“Vizcarra: Necesitamos que se haga el estudio para el manejo del río”, titulaba el mismo diario dando cuenta de la visita del Presidente, donde aseguró que había 17 millones de soles –gran suma–para este proyecto que debe considerar la salida del veleidoso río Piura al mar y no al desierto como ahora, dando lugar a la inundación de tantos distritos y caseríos del Bajo Piura.
Promesas fuera de tiempo y nada más. Más fructífero hubiera sido que el Presidente hubiera buscado a la enfermera Edid, para que la acompañe a curar las heridas de tantos damnificados por el persistente fenómeno fluvial veraniego.