El presidente de un Congreso
Faltan pocos días para la elección del nuevo presidente del Congreso y la pregunta que me hacen generalmente en los medios de comunicación es: ¿cuáles son los atributos que debe tener el titular del legislativo? La respuesta tiene diversas aristas pero desarrollaré sólo algunas de ellas.
La primera es saber reconocer que no es lo mismo ser un presidente con mayoría que uno sin mayoría; y la razón es que un presidente con mayoría tendrá la fortaleza de poder desarrollar una agenda con un respaldo político que no lo obligue a hacer concesiones permanentes a la oposición para mantenerse en el cargo.
La situación cambia cuando un presidente no tiene mayoría, es este caso será un “rehén” de las minorías y tendrá que “engreírlos” permanentemente para no ser censurado. Esto pasa cuando se tiene un Congreso como el actual fragmentado en 13 bancadas.
Sin embargo, los presidentes del Congreso toman poco en cuenta a la población, ya que no basta con decir que “lo que hace el Congreso es a favor del pueblo”. Siempre he dicho que “cuando un presidente para mantenerse en el cargo empieza a fortalecerse hacia adentro con favores, se debilita hacia fuera; y por el contrario, cuando un presidente hace ajustes adentro se fortalece hacia fuera”.
Es decir que la popularidad se gana cuando el presidente hace reformas internas que reduzcan el gasto, la cantidad de empleados y todo aquello que la población percibe como excesos para favorecer a los Congresistas. Durante los años noventa el Congreso tenía un presupuesto que ligeramente pasaba los 100 millones de soles y una burocracia pequeña y la popularidad estaba por encima del 30% a pesar de las críticas de la oposición de entonces que tildaba al parlamento como “dictadura parlamentaria”.
La lógica política y la lógica matemática son distintas. En la primera hay otros factores que hacen que dos más dos no sean cuatro, ya que existen sumas que restan y otras restas que suman.
Ser un presidente del Congreso exitoso es aquel que sabe equilibrar las demandas que se pueden cumplir entre aquellas que no se pueden, pero siempre con una explicación coherente que le permita tener oxígeno para no detener la marcha de la institución que representa.
En la negociación política que es arte y no ciencia, el presidente García me dijo: “Tenga presente siempre lo homólogo y lo análogo en la articulación política que usted hace en el Congreso”.
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