El presidente de Ucrania en la dirección equivocada

Las recientes declaraciones del presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, que mantiene una guerra con su vecino, Rusia, y que el próximo lunes 24 de febrero, lamentablemente cumplirá 3 años, comete un error estratégico de fondo, que le puede costar y mucho, en el proceso de negociaciones hacia la paz que todos quieren. En efecto, entrar en enfrentamientos y roces con el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, por su actitud mostrada hacia Vladimir Putin, presidente Rusia, es una completa desinteligencia. Ningún país del mundo tiene el poder de Estados Unidos como para detener a Moscú en sus pretensiones a la hora de evaluar los desastrosos resultados de la guerra, sobre todo, los de naturaleza geopolítica pues sin Washington en la mesa, Moscú podría despedazar a Ucrania. El gobierno de Kiev no está en condiciones de negociar la paz directamente con Rusia. Su indiscutible situación desventajosa debe ser comprendida por el propio Zelenski, de lo contrario, él mismo y su país, podrían perder más de lo que la guerra le ha restado hasta ahora. Zelenski sabía que, apenas producido el retorno de Trump a la Casa Blanca, tras su victoria aplastante sobre la demócrata, Kamala Harris, las fichas en torno de la guerra cambiarían inevitablemente, por ejemplo, que la ayuda militar se reduciría drásticamente o terminaría congelada. Zelenski nunca fue sorprendido, pues sabía de antemano que la relación de Trump con Putin, advenía exactamente en sentido contrario a la que mantuvo el presidente ruso con Joe Biden, de allí que, en ese momento, amparado en el realismo político, debió decidir con pura inteligencia emocional de hombre de Estado, lo que más conviene a su país. El presidente ucraniano debe comprender que Washington no va a desamparar al gobierno y pueblo ucranianos. No sería estratégicamente lo esperado, pues ello significaría que Trump terminará peleándose con todas las naciones de la Organización del Tratado de del Atlántico Norte – OTAN, que Estados Unidos también integra, pero también debe ser capaz de asimilar que la participación de Trump en las negociaciones con los rusos, no son gratuitas, pues los intereses de Estados Unidos están primero, es decir, Zelenski deberá percatarse y aceptar que no habrá ningún resultado absoluto en favor de Ucrania. Eso sería cualquier cosa menos una negociación. En ese marco, Zelenski y sus asesores deberían tener la virtud de aprehender que la paz ruso-ucraniana no es el objetivo final de Trump, si no, en cambio, uno indispensable –en este canasto de la paz también deberán entrar otros conflictos en diversas partes del globo que la Casa Blanca tiene planeado acabar–, para hacer realidad otro objetivo mayor, que ya ha sido muy bien delimitado por Trump, en la imperturbable idea de recuperar la hegemonía absoluta de los Estados Unidos en el mundo y monopolizar la tenencia de recursos que los chinos siguen llevando para su molino. Sin posturas ilusas, no será difícil para Zelenski, dejar de ir en la dirección equivocada.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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