El poder: los zorros de arriba, los zorros de abajo

Ni serranos resentidos (los zorros de abajo), ni herederos de clase alta con inservibles y falsos sentimientos de pena ante los pobres (los zorros de arriba); ni mucho menos viejos políticos cuya vida se basa en vivir del Estado, la política y el clientelismo. Todo microempresario, pequeño empresario, empresario y emprendedor sabe que el camino para lograr el éxito está adornado de obstáculos y no sencillos. La vida de una persona que busca el éxito empresarial está adornada de mucha persistencia, coraje, sangre fría, respiración profunda, frustración y satisfacción.
Un empresario es un tipo de hombre que lleva su cerebro a un siguiente nivel. Ese es el perfil del futuro presidente de nuestro inseguro y violento país. Solo un empresario que se hizo con base en mucho esfuerzo, trabajo, estrategia, mentalidad de persistencia tiene la fortaleza mental y emocional de entender lo que este país necesita. Solo ellos pueden administrar este país y hacer que produzca. Los empresarios generan riqueza, generan el movimiento social y económico que permite que en nuestras periferias —conocidas como los “conos”— se generen puntos de consumo, recreación, entretenimiento, salud, educación y todo lo que sea compatible con servicios y productos.
Desde hace siete años, hemos dejado de poner dinero en el bolsillo de los peruanos. Grave error de los políticos. Está permitiendo abrir más las puertas a discursos que esconden las políticas fracasadas que venden esa basura llamada “justicia social”; eso es peligroso. Los peruanos necesitamos dinero en nuestros bolsillos y aprender cómo invertirlo para que podamos escalar en la sociedad. El dilema de nuestra patria no es el modelo del sistema; esto ha funcionado en todo el mundo y ha sacado de la pobreza a mucha gente. El dilema es el reglamento de ese sistema. Está diseñado para que solo los que pueden coimear logren avanzar más rápido y también puedan destruir el sueño de otros.
Un mayor poder adquisitivo dará a las personas la capacidad de adquirir mejores bienes y servicios. Un empresario hecho con esfuerzo tiene la capacidad moral para decirle a otro peruano, sin aspavientos, cómo invertir su dinero, cómo gastarlo y en qué. ¿Podemos educar a nuestra sociedad? Sí. Cuando se trata de dinero y gastos, todos paran las orejas.
El próximo presidente de nuestro hermoso país deberá tener ese perfil: directo, exitoso, empresario, que sabe cómo hacer las cosas y lo enseña. A él nadie podrá decirle cómo administrar el sistema, porque él o ella nadaron en el sistema, se enfrentaron a él y a las personas que lo manejan y vencieron. Ni serranos resentidos (los zorros de abajo) ni herederos de la high society (los zorros de arriba) con inservibles y falsos pensamientos de pena por los pobres. A los pobres vamos a ponerlos a trabajar. Es la única manera.

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